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Foto del escritorIvonne Montejo

Despidiendo el Año

Actualizado: 23 may 2020

Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión...
Habacuc 2.2

Al principio de este año 2019, una palabra vino a mi mente de manera recurrente: 'cambio'. Recuerdo haberme preparado para un año de cambios que yo esperaba se convertiría en un gran año. Mis expectativas eran elevadas. Pensé que este año podría traerme un mejor trabajo, después de todo yo me acababa de graduar y necesitaba un aumento en mi sueldo. También esperaba cambio en otras áreas de mi vida, y que se me abrieran puertas que he estado aguardando durante un largo tiempo. Al mirar hacia atrás sin embargo, siento que el 2019 se convirtió en un año estático para mí. Si pudiera resumirlo en una palabra, esa palabra sería 'estancamiento'.


No me refiero a que haya sido un mal año, al contrario, siento una urgencia tremenda en mi corazón con respecto a la gratitud. Mis oraciones espontáneas de fin de año están llenas de acción de gracias por todo lo que ha nacido este año, incluyendo el proyecto Small Fish, por la vida y la salud de mi familia, por la libertad que tanta gente anhelaría tener, por la provisión de Dios, quien nos ha dado mucho más de lo estrictamente necesario, y por su gracia, que nunca se ha acortado para perdonar y sanar.


Cuando digo 'estancamiento' me refiero al hecho de permanecer en un estado o situación relativamente desfavorable por un tiempo prolongado más allá de la voluntad propia. El estancamiento es lo contrario al avance. La imágen más clara que viene a mi mente es la de un vehículo atrapado en el lodo; el conductor acelera al máximo añadiendo más y más empuje, pero la rueda patina en un mismo lugar. No hay avance. De la misma forma, en ocasiones nos afanamos bastante por ir hacia adelante, empujamos sin descanso hasta quedar extenuados y sin energía, pero no logramos movernos.


Otra cosa sobre el estancamiento es que desafía nuestro razonamiento. Nadie se molesta cuando tiene que permanecer en un lugar favorable, lo difícil es permanecer en el lugar menos deseado, ya sea un lugar físico o no. Por ejemplo, a algunos nos agrada pasar un día en casa, pero con seguridad nuestra percepción del lugar cambiaría si alguien decidiera encerrarnos allí y llevarse las llaves. El estancamiento nos mantiene encerrados en sitios donde no queremos estar.


Esta semana hablé con una amiga muy cercana que vive en otro país. Este año, después de 35 de soltería absoluta, me tocó felicitarla por su relación. Todos cuantos la conocemos compartimos su felicidad aún a la distancia, de la misma forma en que antes compartíamos su larga espera. Cómo fue?-le pregunté al teléfono. Yo sabía que ella era una cristiana como pocas, y que su estilo de vida modesto y moralmente intachable no le ayudaba a despertar simpatías. El apareció en la Iglesia un domingo en la mañana y se acercó a mí después del servicio diciendo que le gustaría conocerme mejor -respondió ella. Quedé totalmente impactada por su respuesta. Obviamente, algún hermano debió hablarle de ella y viceversa pero aún así parece una historia sacada de un cuento de hadas. Entonces ella citó este pasaje de Habacuc 2.3:


Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

Yo sabía que su testimonio era una prueba fehaciente de la fidelidad de Dios, pero ella aún me lo confirmó con estas palabras que el Espíritu Santo le había mostrado al comienzo del año. Su fidelidad y paciencia como cristiana también habían sido probadas y habían terminado por florecer y dar fruto. Este no era cualquier muchacho, era uno a su medida, pero más que todo alguien que puede ver y valorar lo que hay de especial en ella y ofrecerle algo muy similar. Dios es bueno!


El profeta Habacuc se mantuvo expectante con respecto a la respuesta de Dios en el verso 1. El no se dio por vencido o adoptó una posición de pasividad. Me agrada la versión popular que dice: Estaré atento y vigilante, como lo está el centinela en su puesto, para ver qué me dice el Señor... Su espera fue una espera activa y persistente.


Los centinelas son los soldados que estaban situados en lo alto de las torres a la entrada de las ciudades y pueblos antiguos. Su función era la de vigilar los alrededores para dar aviso sobre el acercamiento de cualquier grupo extraño o esperado. En ocasiones, el centinela hacía tocar el tambor con un toque característico que servía para alertar al campamento sobre situaciones de peligro inminente, tristeza o duelo, alegría y celebración. El papel del centinela es el de observar y actuar rápidamente. Ningún sentinela puede ser efectivo desde una posición de absoluta pasividad, o si no se encuentra convenientemente situado y expectante; así que me gustaría que nos preguntáramos:


1. Estoy en la posición / actitud de un centinela espiritual a fin de recibir palabra y dirección de Dios para mi vida en este nuevo año?


Mientras Habacuc esperaba activamente, la respuesta vino en el verso 2. La imagen bíblica esta vez es la de un heraldo o mensajero. Su función era la de servir como portavoz o vocero de una noticia o declaración. Un heraldo podía ser precursor de un edicto real, mensajero de la paz o enviado para declarar la guerra; por lo que ninguno podía dilatar la entrega de su mensaje, él tenía que darse prisa para entregarlo a tiempo.


El tono de este verso indica la urgencia del mensaje recibido por el profeta Habacuc, el cual debía ser proclamado y esparcido rápidamente para que aquellos fieles de entre el pueblo no cayeran en el desánimo a causa de las circunstancias adversas. Una segunda interpretación de la frase, implica que el mensaje debía plasmarse de manera clara en los lugares públicos, de modo que el pueblo pudiera verlo, entenderlo y tomar acción rápidamente. Esto me lleva a mi segunda pregunta:


2. Estoy tomando acción y caminando en la dirección que indica la visión de Dios para mi vida?



Aunque un heraldo podía transmitir verbalmente su mensaje, el Señor requiere que Habacuc escriba su visión en tablas de arcilla. Este detalle indica que el mensaje dado al profeta era firme y no cambiaría, ni podría ser alterado hasta cumplirse. Es evidente que el Señor quería asegurarse de que su pueblo tendría una promesa clara a la cual aferrarse en tiempos de estancamiento y crisis.


Al igual que mi amiga, todos necesitamos visión a fin de mantenernos fieles y constantes en nuestro propósito. Alguien ha dicho que si no sabes a dónde vas, es muy probable que no llegues a ninguna parte. Que tus resoluciones de Año Nuevo no consistan en una lista de deseos vagamente expresados, sino en un plan estratégico y práctico que te permita materializar los cambios que siempre has querido ver. Sinceramente creo que todos estamos llenos de buenos deseos y mejores intenciones, pero la mayoría de nosotros carecemos de un plan.


3. Tengo un plan que me permita alinearme con la visión de Dios y poner en práctica los cambios necesarios en este año que comienza?


Gracias por estar! Que Dios te bendiga grandemente en este 2020. Feliz Año Nuevo!














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