Hola, estimado oyente/lector de Letra y Espíritu! En nuestro último estudio bíblico, hablamos un poco acerca de la naturaleza de la abominación desoladora, y de cómo Jesús citó al profeta Daniel con relación al tiempo exacto de la Gran Tribulación. Esta semana, le propongo enfocarnos más en la persona del Anti-Mesías, y en la forma cómo este personaje tomará el molde que ha sido establecido de antemano en las Sagradas Escrituras.
¿Sabía usted que el Antiguo Testamento contiene un modelo o arquetipo detallado y exacto del futuro Anti-Cristo? De hecho, la historia ha sido testigo de muchos anticristos intermedios, los cuales, de una manera u otra, pueden identificarse siguiendo este patrón bíblico, pero el más representativo de todos vivió entre los años 215 y 163 a.C. y fue el modelo que Jesús utilizó como punto de referencia en su discurso escatológico desde el Monte de los Olivos.
Le aseguro que todos aquellos judíos del primer siglo que estaban alrededor del Maestro ese día, no sólo comprendieron perfectamente de qué se trataba la abominación desoladora, sino que también pudieron ubicar mentalmente un precedente histórico claro para el tiempo de la Tribulación y su oscuro protagonista. Y es que ningún otro personaje en la historia habría llenado tan exactamente todos los requisitos en la profecía de Daniel, como el tristemente célebre Rey del Imperio Seléucida, Antíoco IV Epifanes. ¿Cómo puede la historia de este hombre, ayudarnos a comprender y hacer sentido de los eventos finales? Acompáñame para descubrirlo!
Si escuchaste el último estudio, seguramente recordarás que Jesús citó Daniel 12:1 sobre la Gran Tribulación, o el tiempo comúnmente conocido como la Angustia de Jacob:
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces. Y en ese tiempo tu pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro.
Permítame comenzar con una interrogante: ¿A qué tiempo se refirió el profeta? Si bien el verso comienza diciendo: En aquel tiempo se levantará Miguel... (12:1), es nuestro deber preguntarnos: ¿En qué tiempo se levantará? Si realmente queremos comprender el contexto de la Gran Tribulación de la que habló Jesús, necesitamos volver un tanto atrás, al final del capítulo anterior y leer de corrido. Comencemos en el verso 40 del capítulo 11:
Daniel 11:40-45 NBLA
Y al tiempo del fin, el rey del sur se enfrentará con él, y el rey del norte lo atacará con carros, jinetes y con numerosas naves. Entrará en sus tierras, las invadirá y pasará. También entrará a la Tierra Hermosa, y muchos países caerán. Pero estos serán librados de su mano: Edom, Moab y lo más selecto de los amonitas.
Y extenderá su mano contra otros países, y la tierra de Egipto no escapará. Se apoderará de los tesoros ocultos de oro y plata y de todas las cosas preciosas de Egipto. Libios y etíopes seguirán sus pasos. Pero rumores del oriente y del norte lo turbarán, y saldrá con gran furor para destruir y aniquilar a muchos. Y plantará las tiendas de su pabellón entre los mares y el monte glorioso y santo. Pero llegará a su fin y no habrá quien lo ayude.
v. 12:1 -En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces. Y en ese tiempo tu pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro.
Basándonos en estos capítulos proféticos del libro de Daniel, ¿En qué momento sucederá la Angustia o Tribulación? Sucederá cuando un personaje llamado el rey del norte pase por la tierra de Israel y decida plantar su pabellón entre los mares y el monte glorioso y santo, que es Jerusalén. Los versos que acabamos de leer indican que este rey del norte se encontrará en medio de un conflicto militar con un rey del sur, y en medio de este conflicto, él pasará cerca de la Tierra Santa y provocará grandes estragos. Para evitar errores de interpretación, es importante aclarar que esta profecía tiene como centro de referencia a la tierra de Israel, por lo tanto, el rey del norte será un poder o coalición situado al norte de Israel, y el rey del sur, un poder o coalición al sur de Israel.
Si bien el rey del sur tomará la iniciativa en el conflicto, la respuesta del rey del norte será mucho más contundente; la Escritura habla de sus tropas barriendo territorio como una tormenta o inundación. En esta primera invasión al sur, las fuerzas del rey del norte entrarán a la Tierra Santa y literalmente muchos caerán. El texto original no nos dice si se refiere a personas, provincias o países, aunque cada traducción infiere algo diferente. Es posible que se refiera a la cantidad de territorio que quedará en manos de este poder invasor. El verso 41 menciona tres regiones o pueblos que escaparán a su control: Edom y Moab y los jefes de Amón. Estas tres tribus fueron archienemigas del pueblo de Israel, cuyos territorios forman parte de la actual Jordania (al Este y Sureste del Mar Muerto), lo que indica que las fuerzas militares del rey del norte pasarán barriendo al Oeste del río Jordán y llegarán hasta Egipto, Libia y Etiopía.
Después de apoderarse de los tesoros de estas naciones africanas, el rey del norte recibirá noticias provenientes del oriente y del norte que lo turbarán. No se especifica qué clase de rumores serán estos, pero sabemos cuál será su reacción: Saldrá con gran furor para destruir y aniquilar a muchos. Esta será la segunda vez que este hombre pase por la Tierra de Israel, pero en esta ocasión, él establecerá su campamento militar, su base de operaciones, cerca de la Ciudad Santa de Jerusalén. El verso 45 parece indicar que el rey del norte procurará estacionarse allí y ya no seguirá su camino, sino que será él quien traiga este tiempo de gran angustia o Tribulación, hasta que él mismo sea totalmente destruido.
Es posible que usted aún no vea la conexión, pero permítame decirle que este pasaje es realmente muy interesante por dos motivos fundamentales. En primer lugar, porque al comienzo del verso 40 se nos dice que todo esto sucederá al tiempo del fin, o sea, este es un evento que cierra ciclo. La segunda razón por la que este pasaje es interesante, es porque describe un patrón muy parecido al que siguió Antíoco Epífanes, pero ya no se refiere a él! En otras palabras, este rey del norte del final de los tiempos hará lo mismo que Antíoco, como si la historia se repitiera una y otra vez hasta llegar a su consumación final.
¿Cómo podemos estar seguros de que los versos 40-45 ya no nos están hablando de Antíoco? Simplemente, lo sabemos porque las invasiones de Antíoco se encuentran profetizadas en detalle antes, en los versos 21 al 35 del mismo capítulo. No tiene sentido que Daniel haya recibido dos profecías casi idénticas, acerca de una misma persona, y en una misma revelación, por lo que resulta bastante probable que los versos 36 al 45 en realidad nos hablen del Anti-Mesías al final de los tiempos.
Historiadores y estudiosos de la Biblia, califican esta profecía de Daniel 11 como una de las más detalladas y exactas de toda la Escritura, de tal modo que ellos pueden fácilmente distinguir a cada uno de los reyes del norte y del sur, que fueron respectivamente, los gobernantes de dos imperios o dinastías antiguas: los Seléucidas al norte y los Ptolomeos al sur. Estos dos poderes surgieron después de la muerte de Alejandro Magno, fueron herederos de una cultura griega o Helenística, y vivieron en constante disputa durante casi dos siglos. Inicialmente, los Ptolomeos, con base en Alejandría, Egipto, controlaron la zona de Palestina o Tierra Santa hasta el 198 a. C., pero más tarde, todos estos territorios pasaron a manos de los Seléucidas (Siria, Persia, Babilonia) de cuya familia surgió Antíoco, el Cuerno Pequeño y prototipo perfecto del futuro Anti-Mesías.
¿Qué eventos del reinado de Antíoco IV Epifanes, arrojan luz sobre el carácter y comportamiento del último Anticristo? Veamos.
Aunque tenía sangre real, Antíoco no era el heredero legítimo al trono seléucida, pero se valió de gran astucia y manipulación política para burlar a su joven sobrino y asentarse en el poder.
v. 21 -En su lugar se levantará un hombre despreciable, a quien no se le han otorgado los honores de la realeza. Vendrá cuando haya tranquilidad y se apoderará del reino con intrigas.
Después de llegar al trono, cambió su nombre de Mitrídates a Antíoco Epífanes, que significa el dios manifiesto, por lo que sus enemigos comenzaron a llamarlo Epimanes, que equivale a El Loco.
Para lograr la unificación de sus vastos dominios, Antíoco se propuso impulsar un vigoroso programa de helenización, incluyendo la imposición del culto a Zeus Olímpico, y a sí mismo como imagen de Zeus.
Aunque Antíoco tuvo mucho éxito en aplastar a todos sus detractores, pronto se vió en la necesidad de intervenir en los asuntos internos del pueblo judío, cuyas leyes y costumbres fuertemente arraigadas, le eran contrarias. Es por esta razón que no dudó en deponer al entonces Sumo Sacerdote legítimo y protector de Jerusalén, Onías III, sustituyéndolo en el cargo por su hermano Jasón, quien, no sólo le había ofrecido un buen soborno, sino que también se había comprometido incondicionalmente a respaldar el programa de helenización de la Tierra Santa.
v. 22-23 -Las fuerzas abrumadoras serán barridas ante él y destruidas, así como también el príncipe del pacto. Y después que se haya hecho alianza con él, actuará con engaño, y subirá y ganará poder con poca gente.
Tres años después de pactar el cargo de Sumo Sacerdote con el corrupto Jasón, Antíoco recibió una mejor oferta y decidió sustituirlo por Menelao, quien ni siquiera pertenecía a la familia sacerdotal o a la tribu de Leví, pero sí que estaba dispuesto a robar él mismo parte del tesoro del Templo para procurarse el respaldo político necesario, y hacer matar a su oponente Onías, el legítimo Príncipe del Pacto.
En este punto, Antíoco lanzó su primera campaña militar contra los Ptolomeos al sur. El éxito de sus operaciones en Egipto fue tal, que llegó a conquistar casi todo el país, y capturó al rey. Antes de regresar a Siria con grandes riquezas, Antíoco decidió restituir en el trono a su antiguo enemigo, Ptolomeo VI, esta vez en calidad de gobierno títere, pero su acuerdo fue de muy corta duración, ya que Ptolomeo terminó uniendo fuerzas con su hermano, hecho rey en Alejandría.
v. 24-28 -En un tiempo de tranquilidad entrará en los lugares más ricos de la provincia, y logrará lo que nunca lograron sus padres, ni los padres de sus padres. Repartirá entre ellos despojos, botín y riquezas, y contra las fortalezas planeará sus intrigas, pero solo por un tiempo... Entonces volverá a su tierra con grandes riquezas, pero pondrá su corazón contra el pacto santo. Actuará contra este, y volverá a su tierra.
Como leemos al final de estos versos, la primera invasión al sur trajo consecuencias para Jerusalén, donde las operaciones inescrupulosas del nuevo Sumo Sacerdote habían provocado repudio y descontento entre el pueblo. Ese tiempo de inestabilidad y frecuentes revueltas, coincidió con el regreso triunfante de Antíoco Epífanes de su primera gran campaña militar al Sur. Entonces, tal como lo relata el primer libro de Macabeos, el rey del norte decidió intervenir para asegurar la paz, y de paso, tomar parte en el botín del Templo:
Macabeos 1:16-24 DHH
Después de esta victoria sobre Egipto, en el año ciento cuarenta y tres (de la dominación griega), Antíoco se puso en marcha con un poderoso ejército contra Israel, y llegó a Jerusalén. Entró con arrogancia en el santuario y se apoderó del altar de oro, del candelabro con todos sus accesorios, de la mesa para los panes sagrados, de las copas, las tazas, los cucharones de oro, el velo y las coronas, y arrancó todo el enchapado de oro que adornaba la fachada del templo. Se apoderó también de la plata, el oro, los utensilios preciosos y los tesoros escondidos, los cuales logró encontrar. Con todas esas cosas se fue a su país. También mató a mucha gente y habló con grandísima insolencia.
Al decir del profeta Daniel, el rey del norte pondría su corazón contra el Pacto Santo, y actuaría contra él. En efecto, Antíoco se empeñó tanto en erradicar todo indicio de culto y obediencia al Dios de Israel, que no se olvidó de Jerusalén. Al siguiente año, el rey del norte determinó volver a Egipto para recuperar el territorio que había perdido desde su primera incursión, pero esta segunda campaña al sur no resultaría tan exitosa como la anterior. Para ese momento, el poder de Roma se había expandido lo suficiente como para persuadir al rey del norte de abandonar sus planes en Egipto, pero en el camino de regreso a Siria, Antíoco tendría ocasión de descargar su furia contra Jerusalén y asegurar su control sobre los territorios circundantes.
Daniel 11:29-31 NBLA
En el tiempo señalado volverá y entrará en el sur, pero esta última vez no resultará como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y se desanimará.
Volverá y se enfurecerá contra el pacto santo y actuará contra él; volverá, pues, y favorecerá a los que abandonen el pacto santo. Y de su parte se levantarán tropas, profanarán el santuario fortaleza, pondrán fin al sacrificio perpetuo y establecerán la abominación de la desolación.
¿Cómo fue este segundo ataque? Volvamos brevemente a nuestro relato en el libro de 1 Macabeos:
1 Macabeos 1:29-50 (frag.)
Dos años más tarde, el rey envió a las ciudades de Judea a un funcionario encargado de cobrar los impuestos, el cual llegó a Jerusalén con un poderoso ejército; con intención de engañar a los habitantes les habló en son de paz, y ellos le creyeron. Pero de repente se lanzó sobre la ciudad, descargó sobre ella un terrible golpe, matando a muchos israelitas, y después de saquearla la incendió, y destruyó las casas y la muralla que la rodeaba.
Sus hombres se llevaron cautivos a las mujeres y a los niños, y se apoderaron del ganado. Alrededor de la Ciudad de David construyeron una muralla alta y fuerte, con torres fortificadas, y la convirtieron en ciudadela (...)
El rey publicó entonces en todo su reino un decreto que ordenaba a todos formar un solo pueblo, abandonando cada uno sus costumbres propias (...) Por medio de mensajeros, envió a Jerusalén y demás ciudades de Judea decretos que obligaban a seguir costumbres extrañas en el país y que prohibían ofrecer holocaustos, sacrificios y ofrendas en el santuario, que hacían profanar el sábado, las fiestas, el santuario y todo lo que era sagrado; que mandaban construir altares, templos y capillas para el culto idolátrico, así como sacrificar cerdos y otros animales impuros, dejar sin circuncidar a los niños y mancharse con toda clase de cosas impuras y profanas, olvidando la ley y cambiando todos los mandamientos. Aquel que no obedeciera las órdenes del rey, sería condenado a muerte.
Este primer tiempo de gran angustia o tribulación duró aproximadamente tres años, durante los cuales, Antíoco y sus delegados infernales, se convirtieron en la peor pesadilla del pueblo judío. En su afán por erradicar las costumbres y prácticas religiosas de los hebreos, y sustituirlas por una forma de vida helenista, se promulgó un decreto imperial para perseguir, bajo pena de muerte, a todo hombre, mujer o niño, que osara practicar la circuncisión, guardar el día de reposo, celebrar las fiestas sagradas, abstenerse de comer animales impuros, o inclusive, leer las Sagradas Escrituras. En este contexto, los delegados del rey hicieron cesar los holocaustos y ofrendas diarias en el Templo, prohibieron la adoración al Dios de Israel, hicieron quemar el texto sagrado de la Ley, y profanaron el altar de los sacrificios, construyendo sobre él un altar pagano al dios Zeus Olímpico.
1 Macabeos 1:51-59 (frag.)
El rey nombró inspectores para todo el pueblo, y dio orden de que en cada una de las ciudades de Judea se ofrecieran sacrificios. Muchos judíos, traicionando la ley, acudieron a cumplir estas órdenes; con su perversa manera de proceder, obligaron a los verdaderos israelitas a esconderse en toda clase de refugios.
El día quince del mes de Quisleu del año ciento cuarenta y cinco (de la dominación griega), el rey cometió un horrible sacrilegio, pues construyó un altar pagano encima del altar de los holocaustos. Igualmente, se construyeron altares en las demás ciudades de Judea. En las puertas de las casas y en las calles se ofrecía incienso.
Destrozaron y quemaron los libros de la ley que encontraron, y si a alguien se le encontraba un libro de la alianza de Dios, o alguno simpatizaba con la ley, se le condenaba a muerte, según el decreto del rey. Así, usando de la fuerza, procedía esa gente mes tras mes contra los israelitas que encontraban en las diversas ciudades. Y el día veinticinco de cada mes se ofrecían sacrificios en el altar pagano que estaba sobre el altar de los holocaustos.
De acuerdo con el decreto, a las mujeres que habían hecho circuncidar a sus hijos, las mataron con sus niños colgados del cuello, y mataron también a sus familiares y a los que habían hecho la circuncisión. Sin embargo, hubo muchos israelitas que tuvieron la fuerza y el valor para negarse a comer alimentos impuros. Prefirieron morir antes que profanarse comiendo tales alimentos y violar la alianza sagrada; y, en efecto, murieron.
Al decir del profeta Daniel, este sería un tiempo de prueba que revelaría el verdadero carácter de cada uno. Así que muchos, no tuvieron el valor para resistirse al edicto del rey, y terminaron negando su fe y sus costumbres, mientras que otros se mantuvieron fieles a la Torá y prefirieron morir antes que desobedecer los mandamientos de Dios. Unos pocos de estos valientes, se rebelaron contra las fuerzas seléucidas y lograron huir a las montañas de Judá, donde dieron inicio a la Revuelta Macabea.
Exactamente tres años después de presenciar la profanación del Templo a manos de Antíoco Epífanes, los Macabeos entraron triunfantes en Jerusalén, limpiaron ritualmente el Santuario, y colocaron a Jonatán Macabeo en el cargo de Sumo Sacerdote. Después de reemplazar totalmente el altar, el nuevo sacerdocio restauró el continuo sacrificio en la misma fecha en que había sido profanado, un 14 de Diciembre del año 164 a. C.
Daniel 11:32-35 NBLA
Con halagos corromperá a los que obran inicuamente hacia el pacto, pero el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará. Los entendidos entre el pueblo instruirán a muchos. Sin embargo, durante muchos días caerán a espada y a fuego, en cautiverio y despojo. Cuando caigan, recibirán poca ayuda, y muchos se unirán a ellos hipócritamente. También algunos de los entendidos caerán, a fin de ser refinados, purificados y emblanquecidos hasta el tiempo del fin. Porque aún está por venir el tiempo señalado.
Como ya habrás notado, Antíoco ya no tuvo oportunidad de regresar a Jerusalén, ni siquiera para suprimir la Revuelta Macabea. Asuntos más urgentes, una campaña fallida y graves problemas de salud, lo mantuvieron alejado del asunto hasta su muerte pocos meses más tarde. Y bien, si Antíoco no vivió para darle cumplimiento a los versos 36 al 45 del capítulo 11 de Daniel, entonces ¿A qué rey del norte hacen referencia estos versos?
Daniel 11:36-39 NBLA
El rey hará lo que le plazca, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios, y contra el Dios de los dioses dirá cosas horrendas. Él prosperará hasta que se haya acabado la indignación, porque lo que está decretado se cumplirá.
No le importarán los dioses de sus padres ni el favorito de las mujeres, tampoco le importará ningún otro dios, porque él se ensalzará sobre todos ellos. En su lugar honrará al dios de las fortalezas, un dios a quien sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, piedras preciosas y cosas de gran valor.
Actuará contra la más fuerte de las fortalezas con la ayuda de un dios extranjero. A los que lo reconozcan colmará de honores, los hará gobernar sobre muchos y repartirá la tierra por un precio.
De acuerdo con estudiosos de la Biblia, esta descripción no se ajusta a los últimos días de Antíoco, quien era particularmente devoto de Zeus. Tampoco se le pueden atribuir los siguientes versos, en los que se describe una nueva incursión al sur. ¿Quién es este rey del norte de los últimos tiempos, que caminará en los pasos de su predecesor, y volverá a Jerusalén para hacer cesar el continuo sacrificio, y una vez más, colocar en el Santuario la imagen de una terrible abominación? ¿Quién se apoderará de las riquezas de Egipto, y luego establecerá su campamento entre los mares y el monte glorioso y santo? Sabemos que será él quien desate la peor tribulación que jamás haya existido.
Si usted está pensando lo mismo que yo, entonces, tome un momento para dejar su comentario al pie de este estudio bíblico. ¿Piensa usted que se trata del Anticristo, o de algún otro personaje histórico? ¿Cree que el Anti-Cristo seguirá un patrón muy parecido al de Antíoco Epífanes, o tal vez haga las cosas de otra manera? Note cómo el capítulo 12 de Daniel hace eco del anterior en lo que respecta al tiempo de angustia. Le sugiero que dedique unos minutos a la lectura de los versos 12:3 y 9-10, en comparación con 11:32-35. ¿Qué similitudes encuentra entre ellos?
Antes de terminar este estudio bíblico, me gustaría presentarle una probable explicación para Daniel 12:11-12, que se quedó pendiente en el episodio anterior: Y desde el tiempo en que el sacrificio perpetuo sea quitado y puesta la abominación de la desolación, habrá 1,290 días. Bienaventurado el que espere y llegue a 1,335 días (NBLA). Recordemos que la Escritura utiliza indistintamente los términos tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (tres años y medio), 1260 días ó 42 meses. Esto significa que un mes profético equivale en este caso a 30 días, por lo que 1290 días corresponden a tres años y medio, más un mes adicional (43 meses en total). Por otra parte, 1335 días corresponden al plazo anterior, más 45 días (44 meses y medio).
Si tomamos como punto de referencia lo sucedido con Antíoco Epífanes, y la información que hallamos en pasajes proféticos de los libros de Daniel y Apocalipsis, podemos llegar a la conclusión de que la Gran Tribulación no superará los 42 meses, o tres años y medio (Para ver una lista de referencias bíblicas que así lo demuestran, le invito a revisar el estudio anterior en el enlace provisto a la derecha de su pantalla). Partiendo de este conocimiento, es muy probable que 43 meses se refiera al plazo de tiempo entre la interrupción del sacrificio continuo y la segunda venida de Cristo, propiamente dicha (Día de la Expiación), considerando un breve plazo de 30 días entre la suspensión del sacrificio y la aparición de la abominación desoladora. Con relación a los 1335 días, o 44 meses y medio, este podría ser el intervalo de tiempo entre la interrupción del sacrificio continuo y la purificación del Santuario, que es el evento que cierra la 70 semana de Daniel 9:24.
Cuando comienza la semana 70 de Daniel aún lo ignoro, pero lo que es evidente es que desde que Bergoglio modifique las palabras de la Consagración y quede abolido el sacrificio perpetuo (Daniel 12,11), nos encontraremos en la mitad de la semana. El sínodo de la sinodalidad o sínodo masónico, termina en junio de 2025, lo digo porque es un sínodo para cambiar la liturgia.
Bergoglio fue colocado en el trono petrino por sus hermanos de la mafia de S. Galo, para cumplir con dicha misión.
En Apocalipsis 13, aparecen Dos bestias, por lo tanto ha de haber Dos Katejon.
Bestias: Bergoglio y el falso mesías o anti-cristo.
Dos Katejon: Benedicto XVI y Jesucristo Eucarístico o Sacrificio perpetuo.
La Parusía…