Expiaciones y el Día de la Redención Final
¿Recuerdas cuando dijimos que las puertas del cielo se abrían en Yom Teruah para recibir a los justos? Pues, de acuerdo con la misma tradición rabínica, es durante el último servicio del Día de Yom Kippur que estas puertas se cierran, y el destino de cada persona queda permanentemente sellado. Esto significa que, según su interpretación de las Escrituras, ellos entendían que durante los 10 Días Terribles ó Días de Arrepentimiento los cielos permanecían abiertos de par en par para que cualquiera pudiera humillarse, arrepentirse de sus pecados y alcanzar la misericordia de Jehová; pero llegado el crepúsculo al final del acostumbrado ayuno de Yom Kippur, la ventana de oportunidad terminaba y ya no había vuelta atrás!
Si nosotros aplicamos este razonamiento al terreno de la escatología bíblica, eso indica que el momento en que el Mesías finalmente regrese a Jeruralén y ponga sus pies sobre el Monte de los Olivos (intencionalmente implicando que viene por el Remanente) marcará el último día en el que alguien pueda arrepentirse de sus malas obras y alcanzar el perdón de Dios. Al final de ese gran día, la ventana de la gracia quedará cerrada pero, antes de que ese momento llegue, la Humanidad tendrá que atravesar por un breve tiempo de prueba e intensa oscuridad comparado a los 10 Días Terribles. La gente que atraviese por ese breve intervalo de tiempo, aún podrá arrepentirse, acceder a la misericordia de Dios y volverse de sus malas obras, pero necesitará una muy buena reserva de aceite para mantener su lámpara encendida. Serán tiempos difíciles en los que reine la confusión, cuando muchos tropezarán ó perderán el rumbo; sin embargo, la Escritura afirma que aún hasta ese último momento habrá salvación!
Sé que esto no es lo que muchos teólogos enseñan sobre la vida en la Tierra después del Rapto, pero el Espíritu Santo jugará un papel primordial en los últimos tiempos a medida que un grupo muy importante sea finalmente alcanzado por el Evangelio, y sobre eso estaremos hablando en próximos estudios. ¿Qué eventos proféticos tendrán lugar bajo la sombrilla de ese Gran Día de la Expiación escatológico? Veamos.

En el presente estudio, vamos a dar una mirada al Día de la Expiación. Cómo se celebraba? Qué propósito tenía? Qué elementos simbólicos de esta fiesta sagrada pueden aplicarse al campo de la Escatología Bíblica y, sobre todo, qué información arrojan estos elementos acerca de la Segunda Venida de Cristo? Acompáñame a descubrirlo!
Comencemos leyendo la porción correspondiente en Levítico 23:26-32 NBLA:
Y el Señor dijo a Moisés: «A los diez días de este séptimo mes será el día de expiación; será santa convocación para ustedes, y humillarán sus almas y presentarán una ofrenda encendida al Señor. Tampoco harán ningún trabajo en este día, porque es día de expiación, para hacer expiación por ustedes delante del Señor su Dios. Si alguna persona no se humilla en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y a cualquier persona que haga trabajo alguno en este mismo día, a esa persona la exterminaré de entre su pueblo. Ustedes no harán, pues, trabajo alguno. Estatuto perpetuo será para sus generaciones dondequiera que habiten. Será día de completo reposo para ustedes, y humillarán sus almas; a los nueve días del mes por la tarde, de una tarde a otra tarde, guardarán su reposo».
Bien, me consta que ya tenemos al menos un estudio bíblico anterior donde tratamos el Día de la Expiación en mayor detalle. En ese momento, describimos la parte ceremonial y la relacionamos con la muerte expiatoria del Mesías, Jesús. El propósito del presente estudio, sin embargo, es ver este día desde una perspectiva un tanto diferente, profética y futurista, con lo que vamos a resaltar solamente algunos aspectos de la ceremonia.
Probablemente usted está escuchando todo esto y no le concede mayor importancia a la tradición religiosa, pero quiero decirle que esta nos puede ayudar a comprender el contexto bíblico de las fiestas del Señor y hacer sentido de su significado escatológico. Por ejemplo, el Gran Día de la Expiación, que es una especie de ensayo del Juicio Final, ha sido llamado el día más solemne del año, al que se hace referencia en la Escritura como el Gran Día o simplemente El Día. Este era un día que ningún israelita o extranjero viviendo dentro del territorio de Israel, podía dejar de observar; pues en este Gran Día de la Decisión, el destino de toda persona estaba en juego, y la nación toda podía caer bajo el Juicio Divino.
La Escritura nos habla de un Gran Día de la Decisión escatológico, en el cual el destino de Israel será definido. Veamos algunos fragmentos del profeta Zacarías, capítulo 12:
Zacarías 12:2-9 RV60 frag.
He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados...
En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor...
Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos. Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.
Es interesante como Dios mismo intervendrá en el conflicto bélico donde la misma existencia de Su pueblo se verá seriamente amenazada, pero ¿Cómo sabemos que Zacarías no está haciendo referencia a un evento del pasado, como la Guerra de Yom Kippur en 1973, cuando una amplia coalición de países árabes y sus aliados, sorprendió a las fuerzas israelíes en este día sagrado, y amenazó con borrar del mapa a la joven e inexperta nación? Parte de la respuesta a esta pregunta puede deducirse de los versos siguientes:
Zacarías 12:10-14 RV60
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí; todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí.
El profeta declara que esta terrible amenaza militar logrará que la gente de Israel y de Judá se vuelvan a Dios en oración, con llanto y lamento, y un corazón arrepentido. Bueno, esto ya está sucediendo cada año en Jerusalén.
¿Recuerdas cuando hablamos del mes de Elul, el mes de arrepentimiento con vistas a la Fiesta de las Trompetas? Pues, está sucediendo justo ahora! El Nuevo Año Judío acaba de comenzar en la tarde del viernes 15 de Septiembre. Desde ese momento hasta la tarde del domingo 17 se celebra Rosh Hashanah, que es el nombre moderno que ellos le han dado a Yom Teruah, tal como la encontramos en el libro de Levítico. En este momento se esta abriendo la temporada de los Diez Días Terribles hasta Yom Kippur, que según ellos, deberá comenzar en la tarde del domingo 24 de Septiembre.
Así que ahora mismo es una temporada de profunda reflexión, y sí que hay muchos religiosos y no tan religiosos en general que se lo toman bastante en serio, pero falta un detalle. Zacarías dice: Y mirarán a mí, a quien traspasaron... (v. 10). Por supuesto que cualquier rabino no mesiánico diría que esta frase simplemente se refiere al Dios de Israel, a quien toda la nación ha herido figurativamente con sus rebeliones, sus pecados y transgresiones, pero si miramos al significado literal de esta frase, implica que alguien ha sido alanceado ó transpasado por una lanza, y que ese alguien es Jehová, el mismo que habla a través del profeta.
En el evangelio de Juan, capítulo 19, versos 33-37, se nos dice que el apóstol observó cómo Jesús era traspasado literalmente en el costado por una lanza romana, y al momento salió sangre y agua. En ese momento, recordó lo que dice la Escritura:
v. 35-37
Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No será quebrado hueso Suyo». Y también otra Escritura dice: «Mirarán a Aquel que traspasaron».
Sin duda, Juan estaba mirando al traspasado, pero este no era el cumplimiento final de la profecía de Zacarías, así como quedaría plasmado años más tarde en su carta a las siete iglesias:
Apocalipsis 1:7 (NTV)
¡Miren! Él viene en las nubes del cielo.
Y todos lo verán,
incluso aquellos que lo traspasaron.
Y todas las naciones del mundo
se lamentarán por él.
Si usted investiga este tema en la Biblia, encontrará que existe un paralelo cercano entre Mateo 24 y el relato del Sexto Sello en Apocalipsis 6. Ambos pasajes nos hablan de las señales cósmicas que anunciarán la llegada del Día del Señor y finalmente la aparición de otra señal en el cielo:
Mateo 24:30 NBLA
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
La gente de todas las naciones verá esta gran señal! Todo ojo le verá en Aquel Día, pero no todos reaccionarán de la misma forma. Si somos fieles a la enseñanza de Jesús en su sermón escatológico, aquí es donde dice que Él enviará a Sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro (v. 31). Por otra parte, Apocalipsis nos dice que los reyes de la tierra, los gobernantes, los generales, los ricos y los poderosos buscarán refugio de la Ira del Cordero, escondiéndose en las cuevas y entre las rocas en lugares montañosos. (Bueno, esta parece ser una referencia a los refugios y túneles subterráneos de los que tanto se ha hablado últimamente.)
Cuando usted y yo seamos reunidos por los ángeles, estaremos de pie sobre el mar de vidrio mezclado con fuego de Apocalipsis 15, para presenciar cómo las Siete Copas de la Ira de Dios son derramadas sobre la Tierra. Contrario a lo que pudiéramos esperar, la Trinidad Satánica que forman el Dragón, la Bestia y el Falso Profeta, no se dará por vencida. Ellos persistirán en abierta rebelión contra el Todopoderoso, maldecirán Su Nombre por las terribles plagas de las primeras copas, y usarán toda clase de artimañas y señales milagrosas para convencer a los gobernantes de las naciones de participar en la Gran Batalla Final. De acuerdo con el capítulo 16, verso 16 de Apocalipsis, el lugar donde estos ejércitos serán reunidos por la Bestia es Armagedón, ó Har-Megiddo, que significa el Monte de Megiddo.
En tiempos bíblicos, Har-Megiddo (Meguido) era la principal fortaleza que controlaba el valle de Jezreel y la llanura de Sarón al norte de Israel. Un lugar estratégico por donde pasaban las principales rutas militares y comerciales provenientes de Fenicia (Líbano) y Damasco (Siria), se dice que ha sido escenario de numerosas batallas a través de la historia, desde los días de Josué y los jueces hasta la época del Imperio Turco y la ocupación británica. El nombre Megiddo viene de la raíz hebrea gadad (H1413) que significa reunir una multitud. Otra posible interpretación de gadad se relaciona con la antigua práctica pagana de la automutilación (ó el cortarse a uno mismo), lo que pudiera indicar la manera tan humillante en la que los enemigos de Dios serán seducidos hacia su propia destrucción.
El profeta Joel llamó simbólicamente a este lugar de la venganza final, el Valle de Josafat (Dios es Juez) ó el Valle de la Decisión:
Joel 3:1-2 NBLA
Porque en aquellos días y en aquel tiempo,