Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión… (Levítico 1:1)
Nos encontramos ahora a las puertas del libro de Levítico. La primera frase denota el nombre hebreo del libro: Dios mismo llama a Moisés, esta vez desde el tabernáculo de reunión.
¿Qué era el tabernáculo? Era una tienda portátil que acompañaba a Israel en su peregrinar por el desierto hacia la tierra prometida, pero era una tienda muy especial. El tabernáculo fue diseñado siguiendo instrucciones muy específicas de parte del Señor y estaba espléndidamente dispuesto y decorado para servir como lugar de adoración; pero más allá de servir como lugar de culto, el tabernáculo se consideraba la morada de Dios en medio de su pueblo.
Éxodo 25:8
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
El tabernáculo fue llamado la tienda de reunión entre Dios y su pueblo, la prueba visible del deseo de Dios de acercarse al hombre y convivir con él, y en medio de él.
El lugar más sagrado dentro del tabernáculo era el Lugar Santísimo, dentro del cual se encontraba el Arca del Pacto, un cofre de madera que simbolizaba la misma presencia de Dios. La tapa del arca, llamada propiciatorio, era una plancha de oro macizo con dos querubines o seres alados colocados frente a frente en cada extremo. El propiciatorio simbolizaba el trono de Dios y el lugar específico desde donde se escuchaba su voz. La misma gloria de Dios descansaba allí.

Éxodo 25:21-22
Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
¿Cómo podía la presencia del Dios infinito e ilimitado permanecer en el tabernáculo de reunión y más concretamente sobre el propiciatorio? La respuesta es evidente. Ningún espacio físico sería capaz de contenerlo, pero él voluntariamente eligió habitar en medio del campamento israelita. De la misma forma, su presencia se manifestó siglos más tarde en un marco humano. El profeta Isaías habló de él como Emanuel, que significa con nosotros está Dios.
Isaías 7:14
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
El apóstol Juan testificó de él como Aquel que es la Palabra o el Verbo hecho carne:
Juan 1:14
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
El deseo de Dios de habitar en medio de su pueblo se manifiesta hoy mediante la presencia del Espíritu Santo en el corazón de todo creyente verdadero, y será consumado totalmente en el futuro cuando estemos disfrutando de cielo y tierra nuevos.
Apocalipsis 21:3
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
¿Te gustaría experimentar la presencia del Dios infinito e ilimitado, que anhela ardientemente habitar en medio de su pueblo y tener una relación especial con él? El Señor que llamó a Moisés desde la tienda de reunión, desea reunirse contigo y morar contigo permanentemente a través de su Espíritu. Si no lo has hecho ya, hoy puedes invitarle a entrar en tu vida con una sencilla oración de fe. Para aquellos que ya lo hemos recibido, es tiempo de preguntarnos qué podemos hacer para cultivar esa maravillosa presencia, de modo que nos mantengamos escuchando claramente su voz.
Apocalipsis 3:20
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

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