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Principios del Reino #1

Actualizado: 20 ago 2022

Mateo 13:12 RV1960

Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado.


Recuerdo cuando mi padre me decía: El dinero llama al dinero, por eso para ahorar, hay que tener dinero primero. Porque los que tienen pueden comprar en el mejor momento, al mejor precio, y pagar menos; sin embargo los que no tienen, están obligados a pagar el precio que les dén y al final siempre terminan pagando más. Mi padre es una persona sabia en cuanto al manejo del dinero, pues a pesar de que ha vivido siempre en medio de una fuerte crisis económica en su país de origen, recuerdo que jamás le faltaba nada. Sinceramente, creo que habría llegado muy lejos en una economía de mercado.


Muchas veces he escuchado que la parte más difícil de hacer una fortuna es lograr llegar al primer millón. La lógica detrás de este principio es que cualquiera que tiene un dinero extra, puede invertirlo, y ver cómo su propio dinero produce más riqueza, pero quien sólo puede gastar, y no tiene para invertir, siempre vivirá del día a día.


Es interesante que este principio espiritual, dado por Jesús en el pasaje que acabamos de citar en Mateo 13:12, puede aplicarse aún en el contexto secular y financiero, sin embargo, es en el contexto del Reino de Dios que hoy quiero aplicarla. Pareciera que es una injusticia, que los que tienen sigan recibiendo, mientras los que no tienen, terminan perdiendo lo poco que les queda, pero cuando se trata del Reino hay que entender lo que realmente significa tener, y cómo es que alguien termina teniendo.


Y es que el mismo Jesús dijo: Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abre (Mateo 7:7). No, no estoy diciendo que si no tienes es porque no pasas más tiempo en oración, aunque puede que sea tu caso. No sólo se trata de pedir, también hay que buscar y llamar! Hay muchas personas que pasan todo el tiempo pidiendo (o al menos eso creen), pero no ponen esfuerzo alguno en buscar, y menos en llamar, porque su actitud no es la correcta.


Tenga en cuenta que cuando la Escritura habla de oir, en realidad debería entenderse como obedecer, y cuando habla de pedir, en realidad se trata de procurar, es decir, usted y yo deberíamos desarrollar la actitud correcta y hacer todo lo posible para situarnos estratégicamente en una posición desde la que podamos recibir lo que Dios quiere darnos.


No hay una teología más dañina y peligrosa para la Iglesia que aquella que dice que ya todo está predeterminado, y que no hay nada que ud. y yo podamos hacer al respecto. Esos creyentes fatalistas que piensan: Si Dios quiere darme esto o aquello, me lo dará. Si quiere sanarme, él me sanará. Si quiere sacarme de esta situación, él me sacará. Si quiere salvar a mi familia, él la salvará. Si quiere darme un don espiritual, él me lo dará...Conozco a un predicador que dijo en una ocasión: Si el don de lenguas aún estuviera en funcionamiento, ya Dios me lo habría dado a mí. Y si me va a dar una lengua, que sea Inglés, que es la que más falta me hace!


Le diré algo: El nivel de nuestra experiencia personal no determina absolutamente nada más que eso, nuestra experiencia personal! Puede alguien decir: Dios ya no sana enfermedades en esta era, sólo porque él no ha sido sanado? La semana pasada oí a una persona, cuyo nombre no mencionaré, y que ha escrito varios libros, incluyendo comentarios bíblicos, decir que se sentía aliviado de poder hallar en la Escritura el relato de alguien que fue sanado sin intervención de la fe. Dijo: Esta persona no pudo haber ejercido fe alguna para ser sanada, lo que demuestra que la fe no es un requisito para la sanidad. Mientras yo lo escuchaba pensaba en cómo tuvo que esforzarse para encontrar un caso tan excepcional, entre quizá cientos de relatos bíblicos en ambos testamentos que demuestran claramente lo contrario! Cómo hizo para enfocarse en una sola referencia bíblica, y hacer caso omiso de toda la Biblia?


Otra vez: El nivel de su experiencia no determina absolutamente nada! pero le aseguro que si su nivel de fe y expectativa no cambian radicalmente, usted nunca verá nada fuera de lo ordinario ocurrir en su vida. Así que, en lugar de tener una actitud de soberbia autosuficiencia y religiosa onmisapiencia, por qué más bien no mantenemos una actitud de gente que no lo sabe todo, ni lo entiende todo, pero que se mantiene en constante crecimiento y aprendizaje? No es esa la actitud del discípulo? No envío a mi hijo a la escuela para que le enseñe a su maestro, lo envío con un cuaderno para aprender! Es esa su actitud como creyente? Sigue siendo esa su actitud una vez que se gradúa del seminario bíblico? Mantiene usted esta actitud treinta años después de conocer a Cristo? Le aseguro que puede hacer eso, aunque tal vez necesite cambiar de maestros... (pero eso es otro tema).


En el Reino los que buscan son los que tienen, y los que tienen reciben. El capítulo 11 de la carta a los Hebreos es un compendio de personajes bíblicos que adoptaron la actitud correcta, y a consecuencia, heredaron la promesa de Dios: Abel ofreció un sacrificio excelente, Enoc caminó con Dios en medio de una generación corrupta, Noé obedeció cuando fue advertido sobre el diluvio y construyó el primer crucero de la historia, Abraham abandonó su estabilidad en Ur para irse a vivir como nómada en la tierra prometida, Sara dio a luz un niño en su vejez, Isaac se dejó amarrar por su padre sobre el altar del holocausto, Jacob soportó el exilio y luchó con un ángel toda la noche por la bendición de la primogenitura, José sufrió cárcel y exclavitud en Egipto para salvar a su familia de morir de hambre, Moisés abandonó su título de príncipe para identificarse con el pueblo de Dios en su persecución, Ruth abandonó su cultura para seguir a su suegra israelita y adoptar su fe, Ester se enfrentó a Naamán y arriesgó la vida entrando a la presencia del Rey para librar a su gente del exterminio... No es posible nombrarlos a todos, pero el mensaje es el mismo: la fe no es una filosofía, es una actitud!


No sólo eso, sino que en el Reino, los que no tienen, terminan perdiendo. Esta es la lección práctica que encontramos en varias enseñanzas del Señor, así como en el relato de la maldición de la higuera estéril. El evangelista Marcos lo pone de esta manera:


Marcos 11:12-14 y 20-21

...Cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si quizá pudiera hallar algo en ella; cuando llegó a ella, no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.

Jesús, hablando a la higuera, le dijo: «Nunca jamás coma nadie fruto de ti». Y Sus discípulos le estaban escuchando (...)

Por la mañana, cuando pasaban, vieron la higuera seca desde las raíces.

Entonces Pedro, acordándose, dijo a Jesús: «Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».


Por qué fue Jesús tan drástico con la higuera? Por qué no tuvo compasión del árbol y lo dejó vivir hasta la temporada de higos? Pareciera que se estuviera comportando como un niño mimado cuando quiere alguna cosa irracional, como higos fuera de temporada; pero si estudiamos un poco más el contexto bíblico, encontraremos que el Señor estaba actuando de manera controlada, premeditada y profética.

  1. En primer lugar, la higuera debió haber tenido brotes, ya que tenía muchas hojas.

En Palestina, la higuera da fruto dos veces al año: primero en Mayo-Junio, y más tarde en Agosto-Septiembre. Las brevas, o primeros frutos, que nacen en Junio, crecen en las ramas viejas y se consideran un bocado especialmente delicado. Los higos propiamente dichos conforman la segunda cosecha, o cosecha tardía, aparecen en las ramas nuevas y se consumen en invierno. Aunque se nos dice que no había llegado el tiempo de la cosecha, lo normal es que la higuera de este relato ya tuviese sus primeros brotes, pues estos surgen un poco antes que las hojas, y sirven como predictores de la temporada productiva. Así que, siendo que la higuera ya tenía hojas, Jesús debió notar que ese año no habría cosecha alguna.


2. En segundo lugar, la higuera es un símbolo o tipo profético de Israel.


En el lenguaje profético del AT, la higuera representa a Israel, y especialmente a los líderes religiosos y políticos corruptos. Así que la maldición de la higuera puede verse como un acto de cumplimiento profético, una declaración pública de juicio contra la maquinaria religiosa corrupta, o bien como una fuerte advertencia sobre el futuro profético inmediato de Israel (recordemos que Jesús también predijo la destrucción de Jerusalén, y específicamente del templo, que tuvo lugar en el año 70 d.C.) Leamos algunas referencias tomadas del AT que hablan específicamente sobre esto:


Oseas 9:10

Como uvas en el desierto hallé a Israel; como las primicias de la higuera en su primera cosecha vi a sus padres.


Miqueas 7:1-2

¡Ay de mí!, porque soy como los recogedores de frutos de verano, como los rebuscadores en la vendimia. No hay racimo de uvas que comer, ni higo temprano que tanto deseo.

Ha desaparecido el bondadoso de la tierra, y no hay ninguno recto entre los hombres.


Jeremías 8:13

Cuando quiero cosechar —afirma el Señor—, no encuentro uvas en la viña, ni hay higos en la higuera; sus hojas están marchitas...


¿Por qué fue maldecida la higuera? Porque tenía follaje, pero no tenía ningún indicio de fruto en ella! Tenía una apariencia de productividad, pero no llevaba la promesa de la cosecha.


De la misma forma en que los líderes religiosos del primer siglo no recibieron el bautismo de arrepentimiento de Juan, ni reconocieron a Jesús como el Mesías de Israel, aún cuando eran ellos quienes ocupaban la posición de maestros del pueblo de Dios, y quienes más profundamente conocían las Sagradas Escrituras, incluyendo la profecía mesiánica, el espíritu de falsa religiosidad continúa operando en nuestro tiempo.


El espíritu religioso se manifiesta a través de sistemas, reglas, y procedimientos que han sido establecidos por el hombre, pero que no necesariamente se conforman a los valores y principios del Reino de Dios. Una de las características más evidentes del espíritu religioso es la hipocresía. El Apóstol Pablo advirtió a Timoteo acerca de aquellos que tienen apariencia de piedad, mientras que su conducta dice todo lo contrario (2 Timoteo 3:5).


Notemos cómo Jesús no esperó hasta la cosecha para maldecir la higuera estéril, esto significa que no hay esperanza alguna o expectativa puesta en la religión como sistema; de hecho, a medida que nos acercamos a los tiempos finales de cumplimiento de las profecías bíblicas, vamos a ver como las diferentes organizaciones religiosas comienzan a derrumbarse, o a formar alianzas con el mundo y su agenda satánica. Esto sucede porque hay mucha gente que simplemente depende del sistema, siente una falsa sensación de seguridad en su posición actual, y no está dispuesta a renunciar para moverse en esta nueva dirección que el Espíritu Santo ha estado revelando. Ellos ni siquiera intentan questionar el sistema y preguntarse si realmente están obedeciendo el modelo y el plan de Dios para la Iglesia. No escudriñan la Escritura con una mente abierta y receptiva, no buscan oir la voz del Espíritu, no disciernen el vino nuevo, ni pueden recibirlo. Se encuentran atrapados en una mentalidad rígida e inflexible, pero no porque se aferran a la verdad (ellos no son verdaderos guardianes de la verdad), sino porque si aferran a tradiciones, interpretaciones, y métodos humanos que no producen resultados en la esfera espiritual. Están apegados a un modelo estéril, incapaz de producir la vida de Dios por su Espíritu, pues no hay ninguna vida del Espíritu en ellos.


Jesús dijo que al que tiene se le dará más, pero al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado, así que sea lo que sea que usted espera de Dios, comience a producirlo ahora mismo. ¿Tiene usted lo suficiente para que Dios continúe depositando gracia, visión, revelación, sabiduría y poder del Espíritu Santo en su cuenta personal? ¿Está usted activamente buscando y procurando todas estas cosas? Le aseguro que este es el tiempo en el que Dios está secando las higueras estériles, justo ahora, antes de la cosecha final, pero él está prosperando y añadiendo gracia y unción a los que ya cargan propósito y pasión por Su obra.


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