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La Gente me Rechaza...

El rechazo es parte de nuestra vida. Digo, no somos moneditas de plata para caerle bien a todo el mundo. Probablemente no recuerde todos los detalles, pero ya habrá sido víctima de algunas experiencias de rechazo en el pasado.


No todas las experiencias de rechazo son traumáticas; sin embargo, más a menudo de lo que solemos percibir, un espíritu de rechazo se halla en la raíz de un comportamiento inexplicablemente rebelde, un temperamento crónicamente depresivo, un estilo de vida moralmente cuestionable, una actitud particularmente retraída, o simplemente, una personalidad altamente competitiva y autosuficiente. Quizá una de las consecuencias más desafortunadas del rechazo son aquellas que se traducen en dolencias y padecimientos físicos sin una explicación racional.


No siempre se puede hablar en calidad de víctimas del rechazo; también hay gente que aprende, supera y crece a partir del abandono de su familia, las ofensas de sus compañeros de escuela secundaria, o la infidelidad de su antigua pareja. Algunas personas parecieran haberse alimentado del dolor, pero no necesariamente en el sentido perjudicial, sino como una especie de palanca que les ayudó a rebasar sus propios límites y alcanzar nuevos niveles de realización personal.


Observar esto nos permite llegar a la conclusión de que el rechazo no tiene que ser algo que nos marque de manera permanente. De hecho, podemos caminar libres de esa lacra. Repita conmigo: Puedo ser totalmente libre de todo sentimiento de dolor por el rechazo! ¿Cree usted lo que acaba de decir? En el estudio bíblico de hoy, quiero compartir con usted algunos principios y consejos que recibí del Espíritu Santo en este sentido.


Realmente existe una cadena espiritual de maldad en una persona que no es capaz de superar el rechazo. El tiempo ha pasado pero... se siente como si fuera ayer? Puede que lo haya intentado olvidar, mientras tanto, sus pensamientos recorren siempre un mismo camino. Créame, no es cuestión de razonamiento. Usted entiende que tiene que pasar página; sin embargo, hay algo más fuerte que la razón, un vínculo tan profundo que lo obliga a revivir mentalmente las mismas escenas una y otra vez, incluyendo el dolor del rechazo. Lo peor de todo es que, como dicen en mi país, recordar es volver a vivir...


He estado ahí y sé lo que se siente. Es como hurgar en una herida abierta; no permite que seamos sanados. Desde luego, a nivel subconsciente, usted y yo sabemos que no ha habido resolución, así que algo ha quedado pendiente. Es cierto que no podemos volver al pasado para cambiar las cosas; no podemos evitar el daño causado, pero eso no nos libera de la instintiva necesidad de resolverlo de alguna forma. No soy psicóloga, pero he observado cómo mi mente intenta llevarme de regreso a ciertas experiencias inconclusas del pasado para darles respuesta.


Lo peor de vivir en este círculo de dolor emocional es que las cosas pueden ponerse realmente feas! Digo, usted sale a flote o se acaba de hundir en el lodo! Esta clase de pensamiento obsesivo a menudo se relaciona con un caso de influencia demoníaca. Sé que he hablado de esto antes, pero permítame repetirlo: Si usted no perdona, el Padre le entregará a los verdugos, y usted no quiere eso! Los verdugos en el mundo espiritual son aquellos a quienes la Biblia llama demonios; estos son espíritus destructores, naturalmente atraídos hacia el pecado y la perversión del orden divino.


En Mateo, capítulo 18, Pedro le hizo una pregunta a Jesús: —Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Siete veces? (v. 21). Algunos rabinos del primer siglo enseñaban a sus discípulos que todo hombre debía perdonar a su prójimo hasta tres veces, pero no estaba obligado a hacerlo una cuarta vez. Parece ser que Pedro pensó en el número siete como una cifra realmente generosa, pero Jesús le respondió: —No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete (v. 22). El mensaje implícito en esta respuesta del Señor es que no debería haber un límite para el perdón en nuestra vida.


El perdón no debería estar condicionado a la actitud de la otra persona, sino a nuestra identidad como hijos de Dios: Todo hijo lleva en sí la imagen de su Padre. Jesús le dijo a un grupo de judíos religiosos de su tiempo: Ustedes son hijos del Diablo y los deseos de su padre quieren cumplir. Cuando ustedes hablan mentira, están hablando como él, porque él es mentiroso y padre de mentira (Parafraseando Juan 8:44). Si los hijos del Diablo se comportan como él, cómo deberían actuar los hijos de Dios?


Mateo 5:44-48 NBV

¡Amen a sus enemigos! ¡Oren por quienes los persiguen! De esta forma estarán actuando como hijos de su Padre que está en el cielo, porque él da la luz del sol a los malos y a los buenos, y envía la lluvia a los justos y a los injustos.

Si ustedes aman sólo a los que los aman, ¿qué de extraordinario tiene eso? ¡Aun la gente mala puede hacerlo! Y si sólo saludan a sus hermanos, ¿qué hacen de más? ¡Aun los paganos hacen eso!

Ustedes deben ser perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto.


Diga: Yo actúo como mi Padre que está en el cielo! Sabe, hay mucha gente que maldice a Dios y aún se despierta cada día a una nueva oportunidad de salvación. No se trata de la intención de ellos sino del carácter de mi Padre Celestial, y Él es lento para airarse y grande en misericordia! Yo soy un reflejo de mi Padre!


Para respaldar su argumento, Jesús le refirió a sus seguidores la Parábola de los Dos Deudores:

Mateo 18:23-35 NBLA


El reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 

Al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10,000 talentos (Dice mi Biblia que un equivalente a 216 toneladas de plata). Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda (Este era el procedimiento común para resolver deudas en la Antigüedad). Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: “Tenga paciencia conmigo y todo se lo pagaré”.Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, lo soltó y le perdonó la deuda.


Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios (el salario de 100 días), y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes”. Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo y te pagaré”. Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía.


Así que cuando sus consiervos vieron lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. Entonces, llamando al siervo, su señor le dijo: “Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?”. Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.


Moraleja de la historia: Así también Mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.


Diga: Tengo que perdonar siempre a mi hermano.


Primera pregunta que surge de este pasaje: ¿Cuántos denarios cabían en un talento? Si no sabemos eso no vamos a entender el sentido de la parábola. Si le preguntamos a Google, dice que un solo talento era equivalente a 6000 denarios, y un denario era considerado el salario de un día de trabajo. Un breve problema de Matemática: Si traemos la historia bíblica al tiempo presente, cómo se comparan la deuda del primer siervo y la deuda del consiervo?


El siervo malvado le debía 10,000 talentos a su señor. Un solo talento = 6000 denarios (ó 6000 días de trabajo), así que 10,000 talentos equivaldrían a 60 millones. Esta cantidad es tan exorbitante que un jornalero tendría que trabajar sin descanso durante 164,383 años y medio para reunirla. Por supuesto, ninguna persona puede vivir tanto tiempo, mucho menos trabajarlo. Esta era una cantidad impagable. Miremos ahora a la deuda que el segundo siervo tenía con el siervo malvado; 100 denarios, quizá el equivalente a unos 12,000 USD en los Estados Unidos, una cantidad importante pero insignificante en comparación con la primera cifra, la cual es 600,000 veces mayor.


Hay algunas verdades incómodas que aprendemos de este pasaje. Primeramente, una ofensa de 10,000 talentos no se compara a una de 100 denarios! Dios espera que perdonemos a los demás en la misma medida en que somos perdonados por Él. Mateo 7:2 nos revela que existe una conexión entre la medida que usamos para juzgar a otros (o el criterio que usamos) y la forma como Dios permitirá que nosotros mismos seamos juzgados: Porque con el juicio con que ustedes juzguen, serán juzgados; y con la medida con que midan, se les medirá.


Como mínimo, usted y yo deberíamos ser muy cuidadosos a la hora de emitir un juicio sobre otra persona. Dicho de otra manera, si usted es injusto y superficial en su juicio, es muy posible que termine experimentando lo mismo del lado contrario de la vida, pues sólo así podrá comprender mejor a ese a quien tan severamente juzga.


En la mentalidad del Nuevo Pacto en Jesucristo, el Hijo de Dios, el perdón no es más una opción. Mire a la cruz y encontrará a un justo, el único verdaderamente justo, perdonando a sus verdugos; Jesús colocó la barra del perdón y la gracia demasiado alta para nosotros. No puedo mirar a Jesús y a la vez guardar rencor en mi corazón hacia mi hermano; pues de hacerlo así, estaría automáticamente colocándome en una posición de superioridad con respecto a Jesús.


La Biblia nos enseña que aquella persona que se niega a perdonar, se está negando a recibir la gracia de Dios, la cual desesperadamente necesita para cubrir sus propias faltas. Así como esa persona, sin darse cuenta, atrae juicio sobre sí misma, ha abierto una brecha legal en el mundo espiritual, por la que ciertos espíritus inmundos pueden entrar y alimentarse con el interminable banquete de emociones negativas que emanan del rencor.


Pongámoslo de este manera: Usted no se metería a una playa infectada de tiburones teniendo una herida abierta y sangrante en el brazo. Por qué? Los tiburones son criaturas dotadas de un olfato privilegiado, que pueden detectan el olor de la sangre a grandes distancias y encontrar rápidamente la localización exacta de su víctima. Al igual que los tiburones en el mundo natural, los demonios en la esfera espiritual, son atraídos por el 'olor' de ciertas emociones. Recuerde que el siervo malvado de nuestra historia fue entregado a los verdugos hasta que pagara toda su deuda; pues bien, los verdugos en el mundo espiritual, son espíritus autorizados por Dios para atormentar a las personas que permanecen bajo el juicio divino, debido a su falta de perdón.


Permítame aclarar este punto; no todas las personas que guardan rencor o están en el proceso de sanar y perdonar, tienen demonios asignados. No es eso lo que estoy diciendo! Pero la probabilidad de que usted tenga que lidiar con espíritus inmundos, cuando se niega rotundamente a soltar una ofensa, es bastante alta. Muchas veces, cuando esa persona pasa por liberación espiritual, se identifican ciertos espíritus aferrados a la falta de perdón, los cuales no abandonan hasta tanto él o ella expresan la voluntad de soltar la ofensa. Una de las señales más claras de que hay espíritus involucrados en su caso particular, es que usted ha pasado a un nuevo nivel de tormento, y ahora siente que literalmente no puede perdonar.


El salmista David oró de la siguiente manera: Atiende a mi clamor, porque estoy muy abatido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Saca mi alma de la prisión... (Salmo 142:6-7 NTV). Aunque David no estaba físicamente encarcelado en ese momento, sentía tanta angustia en su alma que se encontraba preso en una especie de confinamiento del alma. Ahora bien, no todas las cárceles espirituales lucen igual; algunas toman la forma de un destierro emocional en tierra improductiva, otras lucen más como un padecimiento físico, una enfermedad mental ó un mal hábito del que no se logra escapar. Usted desearía ser libre, pero no es tan fácil.


La buena noticia es que el Hijo de Dios apareció justamente para liberar a los oprimidos por el Diablo. Èl ciertamente no fue a liberar a los presos en las cárceles Romanas del primer siglo; estaba hablando de las cárceles espirituales! Gloria a Dios, porque eso significa que hay sanidad en Jesús para las heridas de rechazo, y también libertad de los espíritus de rechazo. Sobre todo, en Jesús hay perdón para nuestros pecados. Èl ha pagado su deuda, y usted puede salir! Usted puede ser verdaderamente libre!


He dividido este estudio en dos partes, a fin de que no se haga demasiado largo. En nuestra próxima entrega quiero darle algunos pasos prácticos para ser libres del rechazo, pero antes de terminar esta primera parte, me gustaría dejarle con un ejercicio espiritual:


  1. Tome un tiempo para leer y estudiar Isaías 61, especialmente los primeros 3 versículos.

  2. Haga una lista de la clase de personas que Jesús vino a redimir.

  3. ¿Puede usted identificarse con alguna de estas categorías?

  4. De acuerdo con esta profecía mesiánica, ¿Cuál es la voluntad de Dios para usted?

  5. Haga una oración alineándose con la voluntad del Padre para su vida. Exprésele al Señor su decisión de perdonar la ofensa y crecer en gracia por medio de la obra redentora de Jesús, para así ser restaurado y re instaurado en la posición que Dios tiene para usted.

Muy bien! Usted ha dado el primer paso.





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