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Batallas Emocionales

Las emociones son cambios repentinos en el estado de ánimo, que por lo general se sienten con mucha mayor intensidad que los sentimientos, aunque sólo por un breve tiempo. Si tenemos en cuenta que las emociones nos sobrevienen, en gran medida de manera innata e inconsciente, a menudo podemos pensar que son ellas quienes determinan nuestro día a día, y no a la inversa; pero ¿Qué hay de cierto en todo eso? ¿Realmente somos víctima indefensa de nuestras emociones? Y si así fuera ¿Qué podemos hacer al respecto?


Comencemos diciendo que las emociones están ahí para quedarse; pues ellas forman parte de tu alma, y no pueden evitarse. De hecho, las emociones son maravillosas, pues nos permiten experimentar todo lo bueno que Dios ha creado para nuestro disfrute. Y ¿Cómo sería tener emociones totalmente sanas, en un mundo perfectamente libre de pecado, como el que experimentaron Adán y Eva? Pero claro, ya no es tan sencillo. Ahora podemos sentir miedo, tristeza, rechazo, inseguridad, ira, y todo lo demás que ya conoces. Ahora, a causa del pecado, mucha gente necesita ser sanada en sus emociones.


Las Sagradas Escrituras son particularmente consecuentes y demostrativas de todo el rango de las emociones humanas, especialmente el libro de los Salmos. Es impresionante ver cómo el Espíritu Santo pudo inspirar meticulosamente cada cántico y cada oración de este libro, aún pasando a través del filtro de las fuertes emociones y cambios de estado de ánimo de sus autores humanos. Así que uno puede leer un salmo alegre y lleno de confianza, seguido de otro oscuro y deprimente, y luego de vuelta a la confianza! Uno puede identificarse con el salmista en sus constantes fluctuaciones anímicas, pero también en la forma correcta de lidiar con las emociones.


Por ejemplo, en el Salmo 42:5, el salmista escribe: ¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez por la salvación de Su presencia (NBLA). Nota cómo el autor le habla a sus emociones como si pudiera establecer una conversación interna entre su espíritu y su alma. Y es que muchas veces nuestro espíritu permanece firme en la verdad, pero en el alma estamos librando grandes batallas. Dicho de otra manera, no tenemos que ser esclavos de nuestro estado de ánimo, podemos hablarle a nuestras emociones y ejercer control sobre ellas.


Contrario a lo que nos enseñan las redes sociales, nuestras emociones no son lo más importante que tenemos para compartir. Nuestro espíritu lo es! La verdad lo es! Nuestras emociones no cambian un ápice de Dios, y tampoco cambian una ínfima parte de la verdad; ellas sólo cambian la forma como percibimos la verdad por un breve espacio de tiempo. Entonces, pasado el ardor del momento, los ánimos bajan, la intensidad cae en picada, y el drama desaparece con la misma facilidad con que apareció.


Dios quiere que nuestras vidas estén fundamentadas sobre la verdad, no sobre las emociones! Lo que sabemos es más importante que lo que sentimos, pero aún podemos sacar el mayor provecho de nuestras emociones, y permitirles que nos ayuden a ejercer discernimiento, dentro y fuera del campo espiritual. Por ahora, te dejo con unos pocos consejos prácticos para aprender a tomar control de las emociones:

  1. Paciencia. Sé consciente de que eres un ser emocional. No tienes que tomártelo demasiado en serio.

  2. No te dejes llevar por la intensidad de tus emociones. Esfuérzate por mantener el control sobre tu conducta y lo que dices.

  3. Evita tomar decisiones importantes en un momento de pico emocional. Mejor espera a que pase la tormenta, y piénsalo mejor, o puede que tengas que arrepentirte después.

  4. Prioriza tus metas y proyectos a largo plazo, por encima de tus emociones. Es la única forma de lograr algo.

  5. No te conviertas en un títere de tus emociones, ni permitas que los demás te vean como tal. Las personas que publican constantemente sobre sus estados de ánimo en las redes sociales, o se muestran como reinas y reyes del drama, son percibidas en realidad como gente inmadura, superficial, y poco confiable.

  6. Toma conciencia de la realidad de la guerra espiritual. El enemigo sabe cómo provocarte, así que mejor háblale proféticamente a tus emociones y estados de ánimo.

  7. Trabaja en ti mismo de manera integral: espíritu, alma y cuerpo. Cualquiera de estas tres partes está íntimamente conectada con las otras dos.

  8. Busca la sanidad emocional. Cuando una persona es presa de emociones negativas con demasiada frecuencia, esa es una señal de que necesita sanidad y/o liberación espiritual/ emocional, para poder superar ciertos traumas o experiencias dolorosas del pasado.

  9. No hagas caso omiso de tus emociones. Ellas pueden ayudarte a discernir cuando algo anda mal dentro o fuera de ti.

  10. No confíes en tus emociones más de lo que confías en la verdad. Las emociones vienen y van, pero la verdad de Dios permanece firme y estable a través del tiempo.





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