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Los Elegidos y la Señal Antes del Fin (Parte 3)

Actualizado: 21 oct 2022

El Señor Jesús le dio una señal a sus discípulos para que pudieran reconocer el tiempo exacto del cumplimiento de tres importantes eventos proféticos: la destrucción del Templo, el final de la Era presente y el comienzo de la Era Mesiánica. ¿Cuál fue esta señal?


Pues bien, la historia Israel cuenta algo sumamente interesante sobre un grupo de judíos mesiánicos del primer siglo, llamados los Nazarenos. Pues bien, se dice que en el año 70 d.C., cuando los romanos pusieron asecho a la ciudad de Jerusalén, y después de cinco meses la invadieron, los Nazarenos recordaron las palabras de Yeshúa (Jesús), y huyeron a la región de Pela. De esa manera, aunque tenidos por traidores y cobardes por los grupos no mesiánicos, estos creyentes judíos lograron salir a tiempo para evadir el ataque y la terrible masacre que culminó con el saqueo y destrucción del segundo Templo.


¿Qué le parece? ¿Piensa que ellos lograron salvar sus vidas porque fueron los elegidos que comprendieron y obedecieron la señal que Jesús les había dado antes a los apóstoles?


Hola, mi estimado lector u oyente de Letra y Espíritu! Yo soy Ivonne Montejo y me alegra mucho volver a saludarle para compartir la tercera parte de una serie de estudios bíblicos, a la que hemos denominado La Señal Antes del Fin. Esta es una serie basada fundamentalmente en el sermón escatológico de Jesús, el cual encontramos registrado en los tres evangelios sinópticos: Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21.


Quiero tomar un breve momento para agradecerle su atención y pedirle que no se olvide de dar me gusta al pie de este estudio, si es que usted aprecia el encontrar este tipo de contenido disponible en YouTube y redes sociales. Estoy segura de que algunos no coincidirán exactamente con cada detalle de la cronología de los eventos finales que es nuestra visión en este ministerio, pero eso no significa que ellos no puedan entender y agradecer el esfuerzo y las largas horas de estudio que nos han permitido llegar a esta conclusión. Como mínimo, usted se beneficiará de escuchar y evaluar una perspectiva distinta; como máximo, usted volverá a la Biblia para escudriñar más a fondo estos temas controversiales y llegar a sus propias conclusiones. Cualquiera que sea su caso, es bienvenido cada semana!


Recordemos brevemente que en el primer estudio, El Mesías y la Pregunta Sobre el Fin, nos enfocamos fundamentalmente en el contexto histórico y cultural de este sermón. Hablamos de cómo Jesús había entrado en el Templo de Jerusalén por última vez ese día, donde encontró una fuerte oposición por parte de las autoridades religiosas judías. Luego de un acalorado debate, el Señor abandonó el edificio a través de la puerta Oriental, pero mientras se alejaba en dirección al Monte de los Olivos, se lamentó públicamente sobre el futuro de la ciudad y el Santuario. No quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. -Fue su terrible sentencia, y casi inmediatamente después, cuatro de sus discípulos más cercanos le tomaron aparte para preguntarle: «Dinos, Maestro ¿Cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de Tu venida y de la consumación de este siglo?».


En nuestro segundo estudio, Principio de Dolores y la Pregunta Sobre el Fin, hablamos de lo que ha sido conocido tradicionalmente como los dolores de parto del Mesías: un conjunto de señales y tribulaciones que, de acuerdo con el judaísmo rabínico, tendrían cumplimiento justo antes de la aparición del Ungido; pero que Jesús mismo caracterizó en su discurso de apenas un principio de dolores. Al final de nuestro estudio, nos preguntábamos: ¿Cuál es la señal definitiva que el Señor le dio a sus seguidores, para que ellos pudieran reconocer: (1) el momento exacto de la destrucción del Templo, (2) el final de la era presente, y (3) la inminente llegada de la Era Mesiánica? Para responder a esta gran interrogante, le invito como siempre, a escudriñar las Escrituras.


Bien, hemos dicho que la pregunta de los discípulos fue acerca de una señal, por lo que nuestro objetivo fundamental debería ser precisamente el de identificar la señal (y no las señales) que Jesús le dio a sus discípulos! Asumiré que usted ya conoce el texto en los evangelios, así que, dígame ¿Cómo respondió el Señor a esta pregunta? ¿Cuál es la señal que Jesús le dio a sus discípulos?


Si pudiéramos tomar más tiempo para leer Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21, encontraríamos que Él comenzó su discurso descartando todo lo que, pese a las enseñanzas rabínicas sobre los dolores de parto del Mesías, no era la señal definitiva. Es decir, ni los falsos maestros, ni los falsos mesías, ni las guerras, ni las hambrunas, ni las pestes, ni los terremotos, eran la señal. Las palabras del Señor respecto a todas esas cosas fueron: Es necesario que todo esto acontezca, pero será sólo principio de dolores! Así que no quiero que se preocupen demasiado, si siquiera se alarmen cuando vean que todas estas cosas se cumplen, porque aún no es el fin!


Acto siguiente, Jesús describió la persecución a la que serían sometidos sus seguidores, y cómo esta persecución y sufrimiento serviría para la extensión del evangelio, y para testimonio delante de autoridades y reyes, hasta que el mensaje acerca del Mesías pudiera llegar a todas las naciones del mundo, y entonces vendría el fin. Quizá, pudiéramos pensar que, de acuerdo con estos versículos, que la señal antes del fin no es otra que la predicación del evangelio; sin embargo, estará de acuerdo conmigo en que esa sería una señal bastante confusa y difícil de ubicar en un marco de tiempo, verdad?


Debido a la ausencia de puntuación en el idioma original, nosotros podemos optar por pensar que la verdadera señal no es la predicación del evangelio, sino la que viene inmediatamente después, donde se nos habla de un evento definido y fácilmente identificable para los oyentes judíos de Jesús en el primer siglo. Citemos a Mateo en este caso, ya que es un tanto más detallado que Marcos al describir este evento:


Mateo 24:15-18 NBLA

Por tanto, cuando ustedes vean la abominación de la desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo, y el que lea que entienda, entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa...

¿Puede usted notar el cambio de tono en este punto del discurso? El Señor comienza a hablar en un tono neutral y va construyendo su argumento de manera ascendente, hasta llegar a este punto crítico donde su mensaje se transforma en uno de extrema urgencia: Huyan! No esperen! No vuelven atrás! Aún en los versos anteriores se nos habla de la paciencia de los santos, cuando dice: Con su perseverancia ganarán sus almas (Lucas 21:19), o Marcos 13:13 NBLA: Ustedes serán odiados de todos por causa de Mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo. Sin embargo, tan pronto como aparece en escena la abominación de la desolación, hay un sentido de alarma que Jesús quiere transmitirle a su audiencia.


v. 19-21

Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Oren para que la huida de ustedes no suceda en invierno, ni en día de reposo. Porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás.


Note cómo en la Teología de Jesús, en su Escatología, hay un orden muy claro:

  1. Principio de dolores

  2. Tribulación, persecución y evangelización

  3. Aparece la señal de la abominación desoladora y comienza la gran tribulación.

  4. Aparece la señal del Hijo del Hombre en el cielo (Yom Teruah, o la Fiesta de las Trompetas) Dos consecuencias diferentes alcanzan a dos grupos distintos: Por una parte, el Señor envia a sus ángeles para reunir a sus escogidos desde un extremo de los cielos hasta el otro, al mismo tiempo que destrucción repentina viene sobre los malvados.

  5. El Hijo del Hombre viene en toda Su gloria para juzgar a las naciones al comienzo del Reino Milenial (Día de la Expiación hasta la Fiesta de Tabernáculos). Véase Mateo 25:31-46.

Teniendo en cuenta que Jesús hace mención de la gran tribulación en los versos que acabamos de leer, ¿Pasará la iglesia por esta etapa? Creo que este pasaje es muy explícito cuando dice: Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados (v. 22). Me gustaría que dirigiéramos brevemente nuestra atención hacia el término escogidos, del original griego eklektós (G1588), que significa escogidos, elegidos, favoritos, o preciosos. Esta es la misma palabra que se utiliza a lo largo de todo el Nuevo Testamento para designar a los creyentes, judíos y gentiles por igual, indicando que ellos han sido escogidos para heredar la salvación por medio de Cristo Jesús. Veamos algunos ejemplos:

  • Lucas 18:7 -¿No hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?

  • Mateo 22:14 -Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos.

  • Romanos 8:33 -¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

  • Colosenses 3:12 -Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia...

  • 1 Pedro 2:9 -Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios...

  • 2 Timoteo 2:10 -Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús...

  • Apocalipsis 17:14 -Ellos pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles.

Aunque estos ejemplos bíblicos son útiles, y demuestran que todos los creyentes (independientemente de nuestro origen étnico) somos llamados escogidos en el contexto del Nuevo Testamento, en realidad, no necesitamos ir demasiado lejos para deducir a qué grupo se refiere Jesús en este pasaje. Tanto Mateo 24:31 como Marcos 13:27 nos dicen que estos escogidos serán finalmemte reunidos por los ángeles de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. Esta frase indica que, en el momento preciso en que aparezca la señal del Hijo del Hombre en el cielo, estos escogidos estarán inicialmente repartidos por todo el planeta, y no concentrados en un mismo lugar geográfico, como podría ser la tierra de Israel. Si usted cree que esta es una referencia directa al arrebatamiento de los creyentes, entonces, no debería haber ninguna duda de que los arrebatados son los mismos elegidos, por quienes el tiempo total de la gran tribulación será acortado.


Quizá usted se pregunte: ¿Por qué la palabra iglesia no aparece en este pasaje para indicar que los creyentes gentiles estaremos presentes durante el tiempo de la gran tribulación? ¿No es este un fuerte indicio de que Jesús se refería únicamente a los creyentes de origen judío en este caso? Para responder a esta pregunta, es importante que definamos brevemente el término iglesia, del original griego ekklesía.


Ekklesía, que significa literalmente llamar afuera, se utilizaba normalmente en el contexto de la antigua democracia griega, para designar una congregación, reunión o asamblea pública. Aunque este término parece haber sido formalmente adoptado por los apóstoles, y después por Pablo, para describir la congregación o asamblea de los creyentes (el cuerpo de Cristo), en realidad, no es un término común en ninguno de los evangelios, ya que sólamente se emplea dos veces en el evangelio de Mateo, y la segunda de ellas debió entenderse inicialmente en el contexto de la sinagoga judía, ya que esta era la única asamblea local que los discípulos conocían hasta ese momento (Mateo 16:18 y 18:17).


Bien, ya hemos identificado a los escogidos como el mismo grupo que será reunido con Cristo en Su venida, pero antes de que esto suceda, se nos advierte que vendrán tiempos peligrosos en términos de engaño y gran confusión. ¿En qué consistirá este engaño? Tomando como base el relato de Mateo, los versos 23 al 25 nos hablan de falsos Cristos y falsos profetas que, a diferencia de sus predecesores históricos, poseerán la facultad de hacer grandes señales y prodigios. El objetivo de estas personas será el de engañar, si fuera posible, aún a los escogidos. Con respecto a la naturaleza del engaño, el texto parece indicar que ellos intentarán confundir a los elegidos en lo que respecta a la venida del Señor:


Mateo 24:23-28 NBLA

Entonces si alguien les dice:“Miren, aquí está el Cristo”, o “Allí está”, no lo crean (...) Vean que se lo he dicho de antemano. Por tanto, si les dicen: “Miren, Él está en el desierto”, no vayan; o “Miren, Él está en las habitaciones interiores”, no les crean.

Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre. Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.


Ponga atención a las palabras de la gente en los últimos tiempos, porque ellos alegarán una aparición secreta! He repetido muchas veces que Jesús no regresará en secreto (Su aparición será una aparición pública y claramente evidente para todos), pero piense por un momento en lo fácil que será para la mayoría de la gente, caer presa de esta clase de engaño durante los años difíciles de la gran tribulación. No importa cuán desesperado usted pueda llegar a sentirse, o cuánto anhele estar en Su presencia, es importante que recuerde las palabras del Señor, diciendo: No les crean! Él no aparecerá para un pequeño grupo de fieles en algún lugar remoto y solitario como el desierto, tampoco se manifestará en la intimidad de una cámara secreta (tameion, G5009); la Escritura nos ofrece dos figuras o breves parábolas para ayudarnos a comprender el impacto mundial que tendrá Su venida.


La primera figura es la de un relámpago que sale del oriente y resplandece hasta el occidente; no habrá un lugar de la Tierra donde la aparición del Mesías pueda pasar desapercibida. La segunda figura tiene que ver con el avistamiento de las aves de rapiña alrededor de un cuerpo muerto. ¿Sabe algo? Pienso que cualquier persona que haya vivido en una zona rural, sabe exactamente a qué se refirió el Señor. En el campo, dondequiera que un animal yace muerto, o casi muerto, los buitres aparecen por todas partes. Dicho esto, es probable que usted no sea capaz de divisar la presa en sí, pero le aseguro que la danza fúnebre de decenas de aves negras, carroñeras de gran tamaño, es fácilmente detectable a la distancia.


Piense en estas dos figuras de la vida cotidiana, ¿Qué intentan decirnos? Ni usted, ni yo, ni ninguna otra persona sobre la Tierra, podrá dejar de ver al Señor tan pronto como haga Su aparición en el cielo. La Escritura dice que sucederá inmediatamente después de la tribulación de esos días, así que es bastante difícil perderse. He escuchado a maestros de la Biblia enseñar que esta tribulación no se refiere a la gran tribulación del verso 21 de Mateo, sino a la tribulación simple del verso 9, pero francamente, ¿Qué clase de exégesis bíblica es esa? Este argumento ni siquiera se sostiene a sí mismo! Cualquier persona puede trasladarse al relato de Marcos 13 y encontrar que en ningún momento se utiliza la frase gran tribulación para referirse exactamente al mismo evento:


Marcos 13:19 NBLA

Oren para que esto no suceda en el invierno. Porque aquellos días serán de tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio de la creación que hizo Dios hasta ahora, ni acontecerá jamás.


En el caso de Lucas 21, la palabra tribulación es omitida por completo, pero me gustaría dejar a Lucas para próximos estudios. Al final, le aseguro que usted no necesita añadir ni restar a estos pasajes, muchos menos alterar el orden original, para encontrarle el sentido más lógico, simple y lineal; todo está justo ahí! Ya hemos hablado de esto, y de cómo Jesús alude directamente al Gran Día del Señor, cuando habla del sol, la luna y las estrellas, pero recapitular un poquito. ¿Cuándo aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo?


Marcos 13:24-26 NBLA

Pero en aquellos días, después de esa tribulación,(¿Qué tribulación? Claramente, la última que se menciona) el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz, las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que están en los cielos serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en las nubes con gran poder y gloria.


Si necesita más información sobre el gran Día del Señor y lo que este implica, le sugiero humildemente que consulte la serie de estudios bíblicos titulada La Verdad Sobre el Rapto. En esta ocasión, vamos a resumir diciendo que inmediatamente, cuando la señal del Hijo del Hombre aparezca en el cielo, en ese mismo instante, sucederán dos cosas: (1) Él enviará a los ángeles, y reunirá a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo (v. 27); y (2) los terribles juicios de Dios (entiéndase, las siete copas de la ira, registradas en Apocalipsis 16) comenzarán a desatarse sobre los moradores de la Tierra. ¿Cómo sabemos esto? Esta vez, me gustaría que escuchara lo que Lucas tiene para decir en su relato:


Lucas 21:25-28 NBLA

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.

Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas empiecen a suceder, levántense y alcen la cabeza, porque se acerca su redención.


¿Lo vé? La aparición de esta señal tendrá un efecto doble: los escogidos son rescatados, pero al mismo tiempo, los enemigos de Dios son juzgados. Este doble propósito puede encontrarse muy bien delimitado en las cartas de Pablo.


2 Tesalonicenses 1:6-8 NBLA

Porque después de todo, es justo delante de Dios que Él pague con aflicción a quienes los afligen a ustedes. Pero que Él les dé alivio a ustedes que son afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con Sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando castigo a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús.


Nótese cómo unos son afligidos y castigados, mientras que otros son aliviados y consolados, unos serán recompensados y otros castigados. Si usted toma tiempo para leer todas las parábolas y comparaciones que Jesús emplea alrededor de este discurso del Monte de los Olivos, descubrirá que la intención detrás de cada una de ellas, es la de resaltar este doble efecto que tendrá el advenimiento del Gran Día del Señor:


La comparación con los Días de Noé (Mateo 24:37-39)

La breve parábola del Ladrón en la Noche (Mateo 24:42-43)

La parábola del Siervo Fiel y el Siervo Infiel (Mateo 24:45-51)

La parábola de las Diez Vírgenes (Mateo 25:1-13)

La parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30)


La idea que se busca transmitir, en cada caso, es que necesitamos estar preparados cuando ese Día (en sentido figurado, no es un día de 24 horas) llegue, porque si no lo estamos, entonces experimentaremos el justo juicio de Dios, que es un anticipo del mismo infierno. Este es el lloro y el crujir de dientes que se menciona en las parábolas, es la ira de Dios derramada desde el cielo. De hecho, a partir de este punto, la Escritura parece indicar que las personas ya no se volverán a Dios, ni mostrarán arrepentimiento.


Esta es la misma idea que encontramos también en el libro de Apocalipsis, capítulo 14, versos 14 al 17, donde se describe este proceso dual de una manera simbólica, donde los justos son segados como el trigo (y esta es una comparación recurrente en las Escrituras), e inmediatamente después de esto, los malvados son vendimiados. No sé si esa es la palabra correcta, pero me refiero a la vendimia de la uva, la cual era recolectada y luego se echaba en un lagar y se exprimía, pisándola con los pies para extraer todo el jugo posible. Esta imagen de la vida cotidiana se utiliza en la Biblia para representar la ira de Dios.


Apocalipsis 14:14-20 NBLA


Y miré, y había una nube blanca, y en la nube estaba sentado uno semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.(Por favor, note aquí la referencia directa que hace el autor a la aparición de la señal del Hijo del Hombre en el cielo) Entonces salió del templo (del templo celestial) otro ángel clamando a gran voz a Aquel que estaba sentado en la nube: «Mete Tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la cosecha de la tierra está madura». Aquel que estaba sentado en la nube metió Su hoz sobre la tierra y la tierra fue segada.

Otro ángel salió del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada. Entonces otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar, y llamó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndole: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras». El ángel metió su hoz sobre la tierra, y vendimió los racimos de la vid de la tierra y los echó en el gran lagar del furor de Dios.


Esta es una escena bastante fuerte, verdad? En todo caso, tenga por seguro que es mejor ser trigo, temporalmente zarandeado por el enemigo, que ser uva, y terminar aplastado por el Mesías en Su venida! Ahora, por favor, note que el autor hace referencia a la batalla de Armagedón, la cual tendrá lugar al final de los días de ira, y que da paso al Reino Milenial del Mesías.


v. 20 -El lagar fue pisado fuera de la ciudad (la ciudad de Jerusalén), y del lagar salió sangre que subió hasta los frenos de los caballos por una distancia como de 320 kilómetros.


Mi estimación, de acuerdo con el orden y duración de las fiestas sagradas de Otoño, es que la señal del Hijo del Hombre será vista en el cielo alrededor de la Fiesta de las Trompetas (Yom Teruah), el Mesías aparecerá para rescatar a Israel de sus enemigos alrededor del Día de la Expiación (Yom Kippur), y finalmente, el Milenio quedará establecido en la Tierra alrededor de la Fiesta de Tabernáculos (Sukkot). Es decir que, estamos hablando de un intervalo de 15 a 21 días, teniendo en cuenta que Tabernáculos toma 7 días completos.


Es interesante que, justo los 10 días entre Trompetas y Expiación, son llamados en la tradición judía Iamim Noraim, los Días de Asombro o Días Terribles. Si nosotros tenemos en cuenta que estos últimos diez días previos a la llegada del Mesías en Yom Kippur, constituyen también el final de la Gran Tribulación, entonces podemos identificarlos, no sólo como los días de la ira, sino también como parte del período que se conoce como la Angustia de Jacob. Las Escrituras establecen que únicamente el Señor, en Su venida, acabará con el gobierno satánico de la Bestia y el Anti-Cristo; por lo tanto, sería lógico pensar que estamos hablando aquí del final de los últimos tres años y medio de la semana setenta de Daniel (pero eso será para otros estudios).


Bien, estimado oyente, he querido dejar claro cuál es mi versión en cuanto a la cronología de los eventos finales. Más allá de ser mi versión, esta es, a mi entender, la cronología que se encuentra claramente establecida en las Escrituras, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Pacto. Si bien, el discurso de Jesús parece hacer un alto en la aparición de la señal del Hijo del Hombre en el cielo, esto puede explicarse porque coincide con el momento en que los elegidos, el pueblo de Dios, será arrebatado y reunido para recibir al Señor en el aire y permanecer para siempre con Él. Por otra parte, hasta este punto, la pregunta de los discípulos queda respondida. Entonces, ¿Cuál es la señal que Jesús les dio a sus discípulos para que pudieran reconocer el tiempo del cumplimiento de estos tres grandes eventos: (1) el momento de la destrucción del Templo, (2) el final de la era presente, y (3) el comienzo de la Era Mesiánica?


Pienso que la respuesta que encaja correctamente con estos tres requisitos es lo que se conoce como la abominación desoladora del profeta Daniel. Esta fue la señal específica que salvó la vida de los Nazarenos en el primer siglo, justo antes de que el Templo fuera destruido, y también debería ser la señal que, de acuerdo con las palabras de Jesús en Lucas 21, nos haga levantarnos, alzar nuestras cabezas y mirar al cielo, a la expectativa de nuestra redención. No habrá un rapto antes que eso ocurra! Como dijo Pablo: Que nadie los engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3).


¿Le gustaría que habláramos más profundamente sobre el origen y la naturaleza de esta abominación desoladora? ¿Tiene preguntas sobre algunos versículos aparentemente contradictorios en el relato que Lucas hace de este sermón? ¿Cómo podemos explicar las palabras de Jesús: No pasará esta generación hasta que todo esto suceda? ¿Existe alguna otra señal, o código en el contexto de este discurso, que nos permita entender por qué el Mesías no regresó dentro del marco del primer siglo?


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