Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. (Génesis 15:5)
Necesito que Dios me lleve fuera, ya sabes, fuera de mi tienda de campaña.
Pasé muchos días contemplando las cortinas teñidas, los troncos y pieles curtidas de animales. Mi tienda es cálida durante las noches frías, y refrescante al calor del mediodía. Está repleta de rostros, objetos y escenas cotidianos. Aquí regreso después de cada día de trabajo; me recuesto en mi cojín favorito y disfruto de una comida nómada, a la luz de las antorchas humeantes. Luego llega la hora del descanso nocturno. Por un momento me distraen las formas caprichosas de las sombras en el techo de la carpa; casi inevitablemente, mi mente regresa al mismo discurso:
"No te das cuenta, Señor? El tiempo sigue pasando por mi lado... Alguna vez creí escucharte decir que me darías un hijo, debí haber entendido mal... No sabes cómo me molesta la gente con sus murmuraciones y preguntas indiscretas! Algunos ya nos miran con lástima: -Pobre Abram, de qué le sirve todo lo que tiene? Y, quién cuidará de ellos cuando no puedan valerse? Un hombre sin heredero es como un árbol seco; aún su nombre quedará en el olvido.- No me avergüences, Señor, ya soy un hombre viejo. Permite que te presente a mi sirviente Eliezer, es un muchacho serio y responsable, siempre lo hemos considerado como de la familia."
La tienda es ese lugar donde todo está previsto. Las parejas estériles nunca conciben hijos aquí. Aquí Sara le pide favores a su sierva Hagar. Realizamos los mismos gestos, repetimos las mismas palabras, pronunciamos las mismas oraciones, procuramos no salirnos de lo establecido, y sobre todo nos apegamos a lo posible. Le presentamos nuestras listas a Dios, enumeramos las opciones cuidadosamente, ya sabemos bien qué esperar. En la tienda no hay lugar para las sorpresas, no creemos en los milagros, ni nos dejamos llevar por las historias de gente emocionalmente sugestionable. Cómo se atreve Dios a actuar fuera del plan? No está él también en la tienda?

Necesito que Dios me lleve afuera, a cielo abierto.
No había notado cuántas estrellas pueden verse desde allí; la vista es simplemente alucinante! Afuera es donde todo encaja en el plan infinito del Dios eterno, donde las cosas están en la perspectiva correcta. Afuera es donde me siento pequeño e insignificante, pero también amado y escogido. Una vez allí, podré aprender un lenguaje totalmente nuevo, romperé con los prejuicios y me avergonzaré de las listas. Acaso no habita Dios en el infinito? Él ama los imprevistos y las sorpresas, crea y rompe los moldes, supera cualquier expectativa! Afuera es donde me doy cuenta que Su naturaleza es sobrenatural. Afuera es donde Él me impacta con su grandeza, donde Él me pide cosas imposibles. Allí paso la noche contando estrellas y cuando llega la mañana le escucho decir: "Así será tu descendencia."
Quiero salir afuera con Él.
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