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La Ley de la Disciplina

Actualizado: 6 dic 2020

Una de las esferas más intensivas en disciplina es el deporte. No se puede ser un buen atleta sin entrenamiento y sacrificio. Los atletas siguen un horario estricto, se adhieren a un plan de desarrollo físico y se abstienen de muchas cosas para poder calificar y superar a otros.


Es difícil hablar de disciplina en la generación de los teléfonos inteligentes y la comida rápida, pero también lo fue en el tiempo en que Pablo escribió sus cartas a los corintios. En 1 Corintios 9. 26-27 el apóstol resalta la necesidad de perseverar en la disciplina personal a fin de mantenerse en la carrera de la vida y el ministerio cristianos:


"Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado." (1 Corintios 9.26-27)



Los corintios (habitantes de la ciudad griega de Corinto) a quienes se escribe esta carta, estaban muy familiarizados con este tipo de certámenes deportivos, ya que su ciudad era sede de los populares juegos Istmicos. Estos juegos de procedencia griega y parecidos a los Olímpicos, se celebraban cada dos años en primavera para honrar al dios Poseidón. Las competencias deportivas duraban varios días e incluían boxeo y un pentatlón.


Los que aspiraban a participar, muchos de los cuales viajaban desde otras ciudades o regiones, debían someterse a diez meses de entrenamiento previos al evento, donde predominaban la perseverancia y una disciplina estricta. Llegado el momento de los juegos, se les exigía prestar un juramento en el cual debían dar fe de haber sido suficientemente entrenados para acceder a los exámenes preliminares de clasificación. Aquellos que clasificaban, debían demostrar sus habilidades al enfrentarse en diferentes pruebas de fuerza, velocidad y resistencia. El premio para los vencedores consistía en coronas o guirnaldas de apio, que más tarde fueron sustituídas por pino.


Pienso que el apóstol pudo haber tenido en mente los exámenes de clasificación cuando escribió: "no como quien golpea el aire"... ya que en el boxeo, el lanzar golpes al aire denotaba poca preparación. Recordemos que los guantes de boxeo en esa época no estaban diseñados para proteger al contrincante, sino más bien para aportarle fuerza y contundencia al golpe. Es de imaginarse que las peleas no eran tan éticas como las de hoy en día, es por eso que Pablo usa la frase "golpeo mi cuerpo" que también puede traducirse como "herir"; no creo que él practicase la auto-flagelación, pero estaba dispuesto a soportar algunos buenos golpes en el camino hacia la meta.


También se refiere al antiguo pentatlón griego (evento deportivo conformado por cinco pruebas) que incluía las disciplinas de estadio (una carrera de 180 metros a pie), lucha, salto de longitud, lanzamiento de la jabalina, y lanzamiento del disco. Los atletas que participaban en esta prueba múltiple se consideraban superiores y militarmente aptos. Ya que la carrera era el primero y más importante de los cinco eventos, los vencedores de esta prueba podían tenerse por campeones. Eso me hace pensar en la frase "yo de esta manera corro" y "corred de tal manera que lo obtengáis" (v. 24).


El problema con los corintios es que ellos entendían mejor el lenguaje del placer y los excesos, que un discurso sobre disciplina y trabajo duro. Los historiadores han dicho que prácticamente no hubo campeones provenientes de Corinto. Cada dos años la gente llegaba desde lejos para competir y terminaba llevándose todas las coronas. Qué descalificaba a los corintios para ganar? Su falta de disciplina! Los corintios, así como mucha gente en estos tiempos, preferían vivir bajo la Ley del Menor Esfuerzo Posible (me imagino que ya conoces esa regla), en lugar de practicar la ley de la disciplina personal.


La falta de disciplina te descalificará y te llevará al fracaso, no importa cuán talentoso seas. Terminar bien es más importante que empezar bien. El mismo Pablo sabía que estaba a la delantera en la carrera del apostolado, pero eso no lo eximía de poder ser descalificado si no se esforzaba lo suficiente.


Siento tener que llamar tu atención acerca de esto, pero no somos mejores que Pablo o los corintios. Tú y yo no podemos ganar sin disciplina. Me gustaría que dedicaras unos momentos para pensar en algunas maneras prácticas de aplicar la ley de la disciplina a tu vida. Con seguridad realizarás grandes progresos si eres diligente y constante.


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