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Mejores Vestidos (Parte 1)

Foto del escritor: Ivonne MontejoIvonne Montejo

Actualizado: 23 jun 2020

Levítico 8:7-9

Y le puso a Aarón la túnica, el cinto, el manto y el efod con su cinto. Luego le puso el pectoral, y depositó el urim y tumim dentro del pectoral. Luego colocó la mitra en la cabeza de Aarón, y sobre la mitra puso la lámina de oro, la diadema santa, tal como Dios se lo había ordenado.


En el estudio pasado hablamos sobre las vestiduras como símbolo de nuestra condición espiritual, la identidad y posición que tenemos en Cristo. Resumamos que Cristo mismo es nuestra identidad (estamos en Cristo), por quien hemos sido justificados y hechos hijos de Dios, miembros de su familia, y herederos de las promesas hechas a Abraham.


En el estudio de hoy, vamos a entrar un poquito más al detalle en las vestiduras sacerdotales para tratar de encontrar aplicaciones y referencias útiles a través de toda la Escritura.


Comencemos por la túnica del sacerdote. La túnica era la prenda de vestir básica, por lo general, una camisa larga con mangas. El material preferido para la túnica era el lino, pero también podía llevarse de algodón o cuero de animales, según las posibilidades económicas de quien la llevaba.



En el caso de los sacerdotes, la túnica y demás prendas, estaban hechas de lino fino. Desde luego que este era un material valioso que a menudo indica riqueza. En el libro de Apocalipsis se nos dice que el lino fino simboliza las acciones justas de los santos (Ap 19:8). ¿Deberían los cristianos hacer buenas obras? Efesios 2:10 dice que Dios tiene planes para nosotros en este sentido:


Somos creación de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios de antemano ya había planeado.


El término buenas obras aquí denota trabajo, algo en lo que ocuparse, algo que emprender! Así que no se refiere simplemente a dar limosna o hacer caridad; se refiere a que Dios tiene un plan de acción para nosotros! Recuerda que no hemos sido salvados por obras de justicia, pero ciertamente se espera de nosotros que seamos productivos en el Reino de Dios. Este concepto de productividad se encuentra plasmado a lo largo de todas las Escrituras y particularmente en el Nuevo Pacto.


La segunda prenda de vestir mencionada es la capa o manto; un paño cuadrado de lino o algodón que se echaba sobre los hombros y caía hacia las piernas, teniendo dos aberturas para los brazos. Claro que la forma de vestir debió cambiar un poco con el tiempo, pero aún en tiempos de Jesús, el manto se consideraba una prenda exterior que debía llevarse sobre la túnica.


¿Recuerdas los relatos de la crucifixión de Cristo? Jesús llevaba ambos en el momento en que fue apresado. Juan escribe que los soldados partieron el manto en cuatro, pero echaron suertes sobre su túnica, ya que esta había sido tejida en una sola pieza, sin costura (Juan 19:23) cumpliendo así la profecía de Salmos 22:18. En un sentido figurado pudiéramos ver aquí un símbolo de un carácter íntegro e intachable. Es interesante que también el manto sacerdotal se tejía de esa forma, sin costura, como lo indica Ex 39:22-23.


¿Qué significado podemos darle al manto? Pensemos en el manto azul de los sacerdotes, por ejemplo, en el manto púrpura o escarlata de los reyes, y también en el manto, a veces bastante rústico, de profetas como Elías, o Juan el Bautista. ¿Qué tienen en común todos ellos? El manto representa la autoridad de una persona. Prestemos atención a los siguientes versículos:


Ezequiel 16:8

Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.


Rut 3:9

Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.


1 Reyes 19:19

Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.


Como vemos en los ejemplos anteriores, echar o extender el manto sobre alguien era un acto simbólico que indicaba el compromiso de tomar a esa persona bajo la autoridad y protección del primero. En los primeros dos casos, el esposo tomaba a la esposa, comprometiéndose con ella en una relación de matrimonio; mientras que en el último versículo, Elías toma a Eliseo como aprendiz bajo su manto profético.


Algunos mantos que sobresalen por su papel en la historia bíblica son: el manto de Samuel, el manto de Saúl, el manto de Elías (que luego pasó a ser de Eliseo) y el manto de Jesús. Algunos de ellos sirvieron como vehículo de grandes señales, sanidades y milagros.


Marcos 6:56

Y dondequiera que entraba (Jesús), en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.


Aunque mucho más pudiéramos decir sobre el manto y el tema de la autoridad espiritual, resumamos esta parte diciendo que, como discípulos de Cristo, hemos recibido autoridad en su nombre para extender el Reino de Dios. Esta autoridad, o potestad, consiste en el derecho legal de predicar el mensaje de salvación, bautizando a los que crean, y manifestando el poder de Dios para sanar y liberar en el nombre de Jesús.


Lucas 9:1-2

Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.

Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.

Mateo 28:18-20

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.


Por lo general, una persona se consideraba desnuda si estaba vestida solamente con su túnica pero sin su manto. De la misma forma, un cristiano no puede llevar a cabo la obra de Dios con efectividad, sin echar mano a la autoridad que le ha sido dada, pues ambas cosas van juntas. El apóstol Pablo escribió a los corintios: Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder (1 Corintios 2:4).


Un tercer elemento del vestido sacerdotal era el efod, una especie de delantal con su cinto. ¿Por qué necesitaba el sacerdote un delantal? Sencillamente, porque estaba constantemente ocupado en el servicio. El tenía que ofrecer las ofrendas y sacrificios prescritos en la Ley Mosaica.


Las Escrituras nos enseñan que no importa cuánta autoridad tengamos, siempre debemos tomar una actitud de servicio. De hecho, el mismo Señor se quitó el manto para ponerse un delantal y lavar los pies de sus discípulos! (Juan 13:14) De esta manera, él nos dio un ejemplo de humildad y amor por otros. El servicio, y no el autoritarismo, debería caracterizar todo liderazgo cristiano.


Mateo 20:25-28

Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: "Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente.

El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. 

Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros ..."


Sobre el delantal o efod, el sacerdote llevaba el pectoral. El pectoral puede prácticamente considerarse una obra de joyería fina, pues en él se engastaron doce piedras preciosas, cada una representando una tribu diferente del pueblo de Israel. Esta característica del pectoral nos lleva a comprender que parte de su función era reafirmar y ayudar a Aarón en su papel de mediador.


Éxodo 28:29

Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente.


Al ver el pectoral, el Sumo Sacerdote debía recordar cuál era realmente su función (ofrecer sacrificios y ofrendas por el pueblo); al mismo tiempo, cuando el Señor miraba al sacerdote vistiendo su pectoral, en realidad veía en él una representación de todo Israel en su presencia.


Ya hemos hablado otras veces sobre el ministerio del cristiano como mediador. Primeramente, el único mediador establecido por Dios en el Nuevo Pacto es Jesucristo. No hay evidencia alguna en las Escrituras de que Dios haya establecido una nueva orden sacerdotal para que funcione en el contexto de la Iglesia del Nuevo Testamento hasta hoy, por lo tanto, es un error muy grave el considerar o utilizar cualquier otra persona o nombre como vínculo para llegar a Dios (1 Timoteo 2:5). Técnicamente nuestro Sumo Sacerdote sigue siendo Jesús mismo (Hebreos 8.1); quien con su sacrificio en el Calvario, nos ha dado acceso directo al Padre para que seamos parte de una nación sacerdotal (Apocalipsis 1:6, 5:10 y 20:6). ¿En que consiste entonces nuestro papel de mediadores? Significa que se espera de nosotros que anunciemos el evangelio de la reconciliación a todos aquellos que continúan enemistados con Dios.


2 Corintios 5:18-20

Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. 

Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios».





 
 
 

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